Desde el inicio de la pandemia los mensajes y las narrativas han estado en manos de la Unión Europea y de los Gobiernos. “La industria farmacéutica no ha teniendo un voz únanme, cada empresa ha explicado una versión propia, el error ha estado en no trabajar la comunicación como un ecosistema de salud”, explica Gina Rosell, directora senior de LLYC.
Los grupos farmacéuticos no han calibrado la magnitud de la percepción pública durante esta crisis. AstraZeneca no calibró la importancia de contar con una estrategia de comunicación transparente. «La comunicación ha estado en manos de cualquiera, todo el mundo puede opinar, la Unión Europea y las farmacéuticas tenían que haber pactado una estrategia comunicativa con un mensaje unitario y una única narrativa”, afirma Rosell.
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