Por su parte la acusación popular, ejercida por Igualdad Animal, consideraba probados los indicadores de maltrato animal e imputaba a los dueños de la granja 14 delitos de maltrato animal.
La sentencia absuelve finalmente a los Hermanos Carrasco, a pesar de admitir que los animales estaban en malas condiciones, se valora la posibilidad de que estuvieran en un lazareto, siendo atendidos y que no existiera una desatención generalizada. Concluye que la responsabilidad recaía sobre la veterinaria, y se confirma por tanto que debería haber sido imputada como solicitó en su momento Igualdad Animal.
La Fundación Igualdad Animal recurrirá la sentencia del juicio a los dueños de la granja porcina grabada junto a Jordi Évole y su equipo de Salvados.
En palabras de Daniel Amelang, de Red Jurídica, abogado de la acusación popular ejercida por la Fundación Igualdad Animal, «se trata de una sentencia agridulce. Por un lado, es positiva porque reconoce la validez de la prueba documental obtenida por Igualdad Animal y el equipo de Salvados, cuando entraron a la explotación ganadera a realizar grabaciones. Además, la sentencia recoge lo que es evidente a simple vista: que los animales que figuran en las grabaciones se encuentran en mal estado físico, presentando procesos patológicos infecto-contagiosos, malformaciones congénitas, artropatías, tumores o abscesos voluminosos y hernias inguinoescrotales o umbilicales de gran tamaño.
La parte negativa de la sentencia es que se valora que cabe la posibilidad de que los cerdos se encontraban en un lazareto, siendo atendidos y que no existía una desatención generalizada. Y concluye que, al hacer esto, los ganaderos cumplían con su posición de garante y que la responsabilidad sobre qué hacer con ellos recaía sobre la veterinaria. Se confirma, por tanto, que se debería haber imputado a la veterinaria de la explotación, tal y como solicitó Igualdad Animal.
Además añade, «vamos a recurrir en apelación esta sentencia, ya que los peritos veterinarios que analizaron las imágenes concluyeron que esos animales eran irrecuperables y que manteniéndolos con vida en esas condiciones se estaba alargando innecesariamente su sufrimiento. Por tanto, resulta indiferente que se encontraran en un lazareto, separado del resto de sus congéneres: no se debería haber permitido nunca que llegaran a ese estado, con ese tamaño de hernias y esas artropatías. Y esto es algo que cualquier ganadero debía saber, sin necesidad de recurrir a los servicios de la veterinaria».
«En esa granja que suministraba a El Pozo, todo el país vio a través del reportaje de Jordi Évole lo que sucedía: canibalismo, animales con hernias gigantes, animales deformes, con heridas tan grandes que no podían ni moverse, y era algo generalizado en toda la granja , como reconoció el mismo Jordi Évole, o el cámara de Salvados en el juicio.» Manifiesta Javier Moreno, cofundador de Igualdad Animal que participó en la investigación y testigo en el juicio. Y añade «Es muy positivo que se hayan admitido las pruebas documentales, ya que legitima el trabajo de investigación sobre la industria ganadera, una de las más herméticas del mundo, y vamos a recurrir la sentencia, ya que no puede ser que los responsables de este maltrato animal queden impunes, como la veterinaria de El Pozo, que denegaron su imputación cuando lo solicitamos y ahora la sentencia indica que era responsable».
La Fiscalía solicitaba la condena de los acusados por un delito continuado de maltrato animal, considerando que las imágenes hablaban por sí solas y concluyendo en su alegato que los hermanos Carrasco tenían la obligación de garantizar el bienestar de los animales y no lo hicieron.
Por su parte, la acusación popular, ejercida por la Fundación Igualdad Animal, consideraba probada la existencia de claros indicadores de maltrato, como animales con lesiones de carácter irreversible, con caquexia, fracturas, tumores y fístulas, que prueban que los acusados faltaron u omitieron los cuidados esenciales para su bienestar. Por ello, imputaba a los dueños de la granja 14 delitos de maltrato animal por los que reclama penas de 3 años de cárcel y 9 de prohibición para la tenencia de animales.
Maltrato animal por omisión y una altísima mortalidad
El perito judicial que compareció en el juicio a instancia de la Fiscalía, concluyó que sí se produjo maltrato animal por omisión ya que las hernias y lesiones que presentan los cerdos tenían la apariencia de llevar semanas sin tratarse.
Por otro lado, el inspector veterinario que visitó la granja tras la emisión del programa, reconoció que la cantidad de animales muertos en las instalaciones de los hermanos Carrasco era de más del doble de lo habitual en granjas de estas características, siendo de 27.000 kilos de animales muertos al año.
El cámara del equipo de Salvados que grabó las imágenes reconoció ante el tribunal que pese a haber grabado muchas otras granjas, nunca antes había visto ni olido algo igual: «Había cerdos muertos por todas partes, otros en condiciones terribles y con malformaciones. Lo que más me llamó la atención al salir fueron los contenedores llenos de animales muertos, pudriéndose. No he olido nada igual en toda mi vida»
Los hermanos Carrasco no reconocieron que la granja fuera la suya
Los dueños de la granja, los hermanos Carrasco, J.L.M.C. y J.M.C aseguraron en el juicio en sus respectivas declaraciones que nada garantizaba que esa granja fuera la suya pese a que las coordenadas del GPS así lo indicaban.
Para justificar las altas tasas de mortalidad argumentaron que en esos días su granja padeció una infección vírica contagiosa y que la suciedad era debida a los nebulizadores que colocan para refrescar, al mezclarse las heces con agua.
Una larga batalla en los tribunales
Tras la emisión del programa, en febrero de 2018, la Fundación Igualdad Animal interpuso una denuncia pero, a pesar de todas las evidencias presentadas, el Juzgado de Primera Instancia archivó el caso [1]. Sin embargo, la Audiencia Provincial de Murcia estimó el recurso de la Fundación Igualdad Animal y el Ministerio Fiscal, decidiendo finalmente que los responsables de la granja serían juzgados por maltrato animal.
La relación entre El Pozo y la granja Hermanos Carrasco
Las imágenes de animales enfermos y deformes emitidas tuvieron repercusión internacional y varios supermercados belgas retiraron los productos de El Pozo de sus estanterías. Fue entonces cuando, temiendo la misma reacción en otros países, El Pozo emitió un comunicado en el que informaba que había roto relaciones con la granja investigada. Reconocieron así el vínculo que había negado desde el principio de la crisis.
Por su parte, en sus declaraciones en la fase de instrucción, los acusados negaron tener o haber tenido cualquier tipo de relación comercial con El Pozo, asumiendo que eran los únicos titulares de la explotación ganadera y los únicos posibles responsables de lo que ocurriera en su interior. Algo que resulta llamativo, pues El Pozo reconoció públicamente esa relación cuando emitió el comunicado cesando la relación comercial con la granja.
Este reportaje, que conmocionó a la sociedad española, supuso un punto de inflexión para llevar a la agenda pública y mediática el maltrato animal que se produce en las granjas industriales. Un debate que desde entonces ha seguido creciendo.
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