En 2020 llegaba otro modelo al restaurante Crensa de Valencia y recientemente este año, “Bella” se une al equipo del Spicy Soul Hot Pot de Madrid. Los robots son adquiridos en China y cuestan alrededor de € 10.000. Los comercializa la empresa Pudu Robotics que garantiza 95% de satisfacción al cliente. Entre sus modelos están Bellabot y Holabot, el primero de reparto (bandeja de inducción y sensores de ubicación 3D) y el segundo de recogida (soporte de hasta 60 kilos), ambos con funcionamiento bastante amigable. Su última actualización incluye funciones de voz con Inteligencia Artificial y expresiones emocionales en forma de gato.
De cara al cliente, todo parecen buenas noticias. Visitar un restaurante que brinde esta experiencia tan cercana con bots es sin duda algo que los emociona pero, ¿qué pasa con los camareros de siempre? Según la Confederación de Empresas de Hostelería en España esta tecnología no representa una amenaza. “Hay que eliminar ese miedo a que las máquinas pueden ser un factor que quite puestos de trabajo. La hostelería es muy compleja en su funcionamiento, con muchos turnos y momentos con diferentes cargas de trabajo. Las máquinas pueden venir a ayudar en determinados momentos o servicios”, explican los hosteleros.
Sin embargo, aseguran que hay un factor humano que nunca podrá ser sustituido por completo: el trato personal con los clientes. Melania Marichal tiene 29 años y es camarera desde que tiene 17. Para ella, los robots son una excusa de los patrones de empresa para abaratar los costos del personal, los impuestos y la Seguridad Social.
“Es evidente que los robots tienen cualidades que los humanos no tenemos, pueden trabajar sin parar, se les hace algún mantenimiento rutinario y no hay más. Un robot camarero no te va a pedir día libre, no te va a pedir vacaciones, está 100% operativo el 100% del tiempo, pero no tiene el don de gente y la simpatía que los clientes valoran”, explica Melania.
Según una infografía de Wolters Kluwer, especialistas de gestión laboral con oficina en España, un trabajador que gana € 1.243 brutos, le cuesta al empresario un promedio de € 2.000, en los que cuenta el sueldo, las cuotas de la Seguridad Social, las prestaciones por desempleo, su formación, el Fondo de Garantía Salarial y el Impuesto sobre la Renta de Personas Físicas (IRPF)
Los camareros de Pudu robotics tienen una autonomía de hasta 24 horas y vienen con dos baterías, pensadas para que cuando se termine una se coloque la otra y el bot pueda seguir trabajando. Cada una tarda un promedio de cuatro horas en cargarse. En caso de alguna avería hay un soporte técnico online permanentemente disponible para sus clientes, pero no es algo usual. Lo normal es que con internet inalámbrico se conecte para actualizar su sistema cada cierto periodo de tiempo y su funcionamiento jamás se detenga.
La posibilidad de una plantilla mixta también se pone sobre la mesa: “El sector ha doblado en los últimos veinte años los puestos de trabajo, por lo que hay un problema estructural para cubrir algunos de esos puestos en momentos puntuales. Aún así hay tareas que asumen los trabajadores que no pueden ser sustituidos fácilmente por una máquina”, aseguran los hosteleros.
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