“Estamos pasando de un entorno de caos a una mayor visibilidad, con mensajes de tranquilidad”, añade Esteve. A su juicio, el país norteamericano busca recuperar atractivo inversor, repatriar cadenas de producción y reducir los tipos de interés de su deuda soberana, y para ello es clave rebajar el ruido comercial generado por la política de aranceles. En este contexto, también se especula con que, si se mantiene la tensión, China podría redirigir parte de su cartera de deuda estadounidense hacia activos bursátiles asiáticos, especialmente en Hong Kong, aprovechando su valoración actual. “La desescalada es un win-win para los dos paises”, concluye.
“Hay muchas áreas con valoraciones atractivas. En primer lugar, las acciones chinas; en segundo lugar, algunos segmentos del mercado europeo y americano”. Esteve destaca las oportunidades que observa Gesinter tras las recientes correcciones. En el caso de China, subraya su posición de liderazgo en innovación tecnológica, en ámbitos como la inteligencia artificial, los vehículos eléctricos o la robótica avanzada. Además, apunta que muchas de sus empresas ya están desarrollando modelos propios de IA entrenados con datos internos, lo que le confiere una ventaja competitiva estratégica a largo plazo.
China continúa intensificando sus relaciones comerciales con regiones clave como África, América Latina, Oriente Medio y Europa, con marcas ya consolidadas globalmente como Xiaomi, BYD o Temu. Sobre el posible riesgo de exclusión de empresas chinas en bolsas estadounidenses, Esteve resta importancia: “Tiene más peso político que real. Las compañías están cumpliendo con los marcos regulatorios y un delisting afectaría sobre todo a inversores americanos. Los actuales precios son una oportunidad clara”.
En Estados Unidos, Gesinter ve valor en compañías de crecimiento con altos márgenes y de pequeña y mediana capitalización, beneficiadas por la desregulación y la bajada de impuestos anunciada. En Europa, las previsibles bajadas de tipos de interés aumentan el atractivo de múltiples compañías con buenos fundamentales.
“Aunque persisten incertidumbres políticas, los fundamentos económicos son robustos. El inicio de una desescalada arancelaria y las negociaciones comerciales marcan un punto de entrada prometedor para los inversores”, concluye.
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