El máximo responsable de Júpiter AM en Iberia, Félix de Gregorio, y el responsable del área de renta fija de la gestora de fondos británica, Ariel Bezalel, convocaron a los medios para realizar un análisis de lo que llevamos de año, del futuro que viene a corto y medio plazo y sus previsiones.
En este sentido, Félix de Gregorio, responsable para España de la gestora, quiso recordar que “nos caracterizamos por ser una casa de inversión con convicción. Acompañamos a los inversores a largo plazo, todos nuestros gestores tienen total libertad para llevar a cabo sus estrategias, y esa libertad y autonomía nos hace distintos a muchos de nuestros competidores y es la seña de identidad más relevante de Júpiter”; antes de dar paso al análisis realizado por el responsable de renta fija y gestor del fondo Júpiter Dynamic Bond.
Por su parte, Ariel Bezalel, destacó que: “La buena noticia es que el éxito de los programas de vacunación en los mercados desarrollados ha generado cierto optimismo justificado. Lo que resulta más difícil de determinar es si las elevadas valoraciones de la deuda corporativa y la renta variable podrían mantenerse si desapareciera el apoyo de los bancos centrales. Si bien parece que los bancos centrales no desean agitar las aguas por ahora (de hecho, no esperamos subidas de tipos en EE. UU. en años), los problemas estructurales de fondo aconsejan cautela”.
Asimismo, Bezalel considera que “va a registrarse un fuerte repunte del crecimiento y la inflación cuando las economías reabran, pero creemos que este se deberá en su mayor parte a los bajos niveles de comparación y a algunos cuellos de botella temporales en la oferta, y que estas presiones se desvanecerán al cabo de uno o dos trimestres como máximo”.
Y bajo esta premisa añadió: “A corto plazo, las presiones inflacionistas fluctuarán, pero como inversores que tratan de equilibrar los riesgos y las recompensas, nos fijamos en las tendencias a largo plazo. Ello es debido a que existe una combinación de factores —el exceso de deuda, la «zombificación» del sector empresarial, el envejecimiento de la población y las alteraciones provocadas por la globalización, la tecnología y la mano de obra barata— que está conteniendo la inflación estructural en todas partes”.
Cautela e inflación
En el turno de preguntas, Ariel Bezalel fue preguntado sobre cuál era su opinión de lo que algunos expertos califican como ‘Efecto champán’ (un posible eco de los que fueron los ‘Locos 20’ –Roaring Twenties, en inglés- tras la salida de la I Guerra Mundial, a nivel económico, financiero y social) a lo que el gestor se mostró rotundo y sin ninguna duda señaló que: “Me parece una basura que se diga que podemos que se podría repetir lo de aquel momento. Estamos ante una situación completamente diferente y con factores que claramente se dieron en su día y no es imposible que se den ahora”. En esta línea destacó la inmigración, los cambios demográficos o la propia estructura del sistema.
De hecho según los análisis del equipo de la gestora, “los cambios demográficos, como el envejecimiento de la población, también suelen frenar la velocidad de circulación del dinero. En EE. UU., una quinta parte de la población se dispone a engrosar el grupo de edad de los mayores de 65 años antes de que acabe esta década. Cada año que pasa, la población estadounidense envejece un mes. En China, la población envejece seis meses cada año que pasa”.
Ante estos datos y con una visión a largo plazo, Bezalel pone el foco de atención en el endeudamiento. Así, señaló: “La escalofriante cantidad de deuda que acumula el mundo es el motivo principal por el que pensamos que el repunte de la inflación es transitorio, más que estructural”.
Y añadió: “Los niveles de deuda mundial aumentaron en 40 billones de dólares solo durante los últimos doce meses. En total, el mundo descansa sobre un volumen de deuda de 280 billones de dólares, de acuerdo con el FMI. Eso supone 3,2 veces más que el PIB mundial, que se sitúa en 87,5 millones de dólares. Generalmente, cuando el ratio deuda pública-PIB alcanza el 50-60%, el crecimiento empieza a resentirse y eso termina actuando como un lastre para las presiones inflacionistas”.