Venezuela o la maldición de los recursos naturales

(Rubén Garrido-Yserte, Universidad de Alcalá) En Venezuela, a día de hoy, hay cinco millones de personas menos de las que figuran en las últimas estadísticas oficiales. Esta es una de las conclusiones de la edición 2019 de la encuesta sobre condiciones de vida, ENCOVI, que elabora el Instituto de Investigaciones y Sociales de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB).

Image description
Shutterstock

La migración, forzada por el colapso económico y acelerada desde 2015, el aumento de la mortalidad infantil y la caída de la natalidad han mermado el crecimiento demográfico de Venezuela y su potencial de desarrollo.

A finales de 2019 casi cinco millones de personas habían abandonado el país por motivos económicos. Para muchas familias, la emigración, y su correlato en las remesas recibidas por los que se quedan son hoy una de las principales fuentes de supervivencia. Las proyecciones del FMI estiman que la emigración venezolana podría llegar a los 10 millones a finales de 2023.

Para bien o para mal, la historia reciente de Venezuela ha estado ligada al petróleo. El oro negro ha sido esencial como fuente de divisas y de financiación de las políticas económicas y sociales. Su presencia, y ahora ausencia, ha condicionado la economía, la política y la vida diaria de los venezolanos.

País petrolero, país pobre

En la literatura económica hace tiempo que se acuñó el término la maldición de los recursos naturales, también llamada la paradoja de la abundancia. Esta paradoja hace alusión al hecho de que disponer de recursos valiosos para los mercados internacionales no siempre desencadena procesos de crecimiento y desarrollo económico. Más bien empuja a los países poseedores a tener bajos niveles de desarrollo y una alta dependencia de un recurso cuya rentabilidad, en la mayoría de los casos, está determinada por el capricho de los mercados internacionales.

Por otra parte, la riqueza proveniente de la explotación de un recurso natural hace obviar la aplicación de políticas de desarrollo del crecimiento económico: la innovación y el capital humano o, lo que es lo mismo, la educación y la ciencia. Y, sobre todo, puede socavar las instituciones esenciales para un buen funcionamiento de la economía.

Desde 1914, con el comienzo de la explotación del pozo Zumaque I, el petróleo ha sido la principal fuente de ingresos internacionales y gran protagonista de la historia económica y política venezolana. En la década de los 70 del siglo pasado, con la crisis del petróleo y la subida de precios en los mercados internacionales, se produjo un gran desarrollo del sector y un significativo aumento en los niveles de renta del país.

Pero también comenzaron a acumularse importantes desequilibrios: la apreciación del tipo de cambio y las tensiones en los precios internos derivados de un gasto (público en su mayoría) que se financiaba con las regalías del crudo iban restando competitividad a la economía y condenándola al monocultivo petrolero.

Petróleo, desigualdad y corrupción

Este titular podría resumir la evolución histórica de Venezuela desde principios del siglo XX. Desde la economía política, la maldición de los recursos naturales se encarna en muchas ocasiones en forma de corrupción, desigualdad y en el macrodesarrollo de Estados rentistas. Aunque hay casos de una gestión exitosa de los réditos del petróleo, como el de Noruega, Venezuela no está entre los países en los que la explotación petrolera ha venido acompañada de una correcta gestión de sus dividendos.

La desigualdad, la corrupción y el consecuente descontento social que estas despiertan, auparon al poder al teniente coronel Hugo Chávez Frías en las elecciones presidenciales de diciembre de 1998. Antes, había cumplido condena en una cárcel militar de Caracas por el fallido intento de golpe de Estado, el 4 de febrero de 1992, contra el Gobierno democrático de Carlos Andrés Pérez.

Regeneración y justicia social fue el lema que llevó a Chávez a la presidencia de la República de Venezuela: la corrupción, la pobreza, la desigualdad y los desequilibrios macroeconómicos estaban en la raíz de la victoria del chavismo.

La llegada de Chávez al poder coincidió con un periodo de subidas en los precios internacionales del petróleo, el crecimiento económico de Venezuela pareció recuperarse y la producción de crudo se mantuvo en volúmenes de 2,5 millones de barriles diarios.

Al igual que en los setenta, el petróleo sirvió para financiar las políticas sociales del nuevo Gobierno, que se tradujeron en un importante aumento del gasto social y en un mayor protagonismo del Estado en la economía. Las empresas públicas financiaban el programa político-social de Chávez, y las nacionalizaciones y expropiaciones acabaron por borrar del mapa de Venezuela la iniciativa privada y la inversión internacional.

Todo esto se pudo mantener mientras fue sostenido por los pilares petroleros: la producciones constantes y los precios internacionales altos.

Los datos socioeconómicos del país mejoraron significativamente con el desarrollo de programas sociales para la reducción de la pobreza y el acceso generalizado a la educación y la sanidad públicas.

Pero lo que podría haber sido una gran política de justicia social para los venezolanos menos favorecidos, viró con el mismo ímpetu hacia un populista culto al líder y un manejo económico cada vez más deficiente, con graves problemas de gestión y corrupción. Con Chávez, el modelo de Estado rentista, lejos de corregirse, aumentó significativamente.

Cae la producción y bajan los precios

El aumento del gasto público, la caída de la inversión extranjera y la inflación desbocada son, desde hace décadas, características del desempeño macroeconómico venezolano. Pero el verdadero colapso económico comenzó con Chávez todavía en el Gobierno. Tras su muerte, el 5 de marzo de 2013, Nicolás Maduro le sustituye en el cargo y hereda esa situación que desde entonces ha ido empeorando muy significativamente.

El petróleo dejó de ser el maná que cae del cielo por dos razones: la incapacidad técnica de la petrolera nacional, Petróleos de Venezuela S.A. (PDVSA) para mantener los niveles de producción y la caída de los precios del crudo a nivel internacional. La paradoja está en que esta compañía pública fue considerada en 1994 la segunda petrolera estatal más grande del mundo.

Con el desplome de los precios y de la producción, los ingresos públicos se vieron reducidos de manera drástica, lo que desequilibró aún más las cuentas y comprometió la política caudillista de líderes visionarios, basada en transferencias hacia los sectores de la población que mejor podían garantizar la permanencia de un régimen que, además, les prometía la revolución.

Poniendo a funcionar la máquina de fabricar billetes

Lo que sí se revolucionó fue la cantidad de dinero en circulación. La creación de bolívares y la monetización del déficit han sido la respuesta a la caída de la producción y de los ingresos en divisas (y a la desconexión con el resto del mundo que esto supone).

La economía venezolana cada vez más estrangulada por la restricción económica exterior –a la que se han sumado luego las sanciones internacionales–, lo es también por la muy deficiente gestión económica, liderada por una burocracia estatal que impone controles de precios y gestiona los recursos de forma inapropiada.

La inflación es un mal que genera costes: mina los ahorros, resta competitividad, empobrece a la población y a los sectores sometidos a la competencia internacional, cala en las vidas diarias y hace malvivir a los ciudadanos para cubrir sus efectos. Además, genera escasez y divide a la sociedad entre los que pueden tener acceso a una moneda estable (dólares) frente a la inmensa mayoría de la población que recibe sus salarios, pensiones y ayudas del Gobierno en una moneda cuyo valor ha dejado de existir. El salario de un profesor universitario en Venezuela es de poco más de un dólar al cambio, lo que muestra el enorme empobrecimiento de la población.

La inflación como impuesto para el pueblo no es un fenómeno nuevo, las hiperinflaciones tampoco lo son. Y casi siempre acaban igual: colapsando la economía.

La economía menguante

Esta es la situación de la Venezuela actual, con unos niveles de renta y riqueza que no han parado de decrecer desde que Maduro fue investido presidente en 2013. La máquina de fabricar dinero ha sido su política macroeconómica principal, lo que ha llevado al colapso de la economía y a un retroceso en los niveles de desarrollo humano de los venezolanos sin precedentes, al punto de que en la actualidad ocupa el puesto 113 a nivel mundial.

Evolución del índice de desarrollo humano. UNITED NATIONS DEVELOPMENT PROGRAMME. Human Development Reports

Ya no existen los avances en el índice de desarrollo humano alcanzados en la primera etapa del chavismo. La falta de datos oficiales sobre la situación real del país dificulta enormemente el análisis del (más que seguro) enorme impacto que estos años de carencias han tenido sobre la población.

Desabastecimiento, pobreza, inseguridad, deterioro de la salud y diáspora son los signos del colapso de un país cuyos dirigentes han devastado la iniciativa privada, han hecho al país más dependiente del petróleo y han polarizado a la población. Han conseguido crear una sociedad convulsa y enfrentada entre partidarios y detractores de un régimen que se guía por el canto sobrenatural de los pajaritos (como encarnación del fallecido comandante eterno).

La existencia de enemigos externos que, con sanciones formuladas como castigo colectivo, inflige un gran daño a la población venezolana, afectando a sus vidas y su salud y bloqueando la recuperación económica, lejos de acabar con el modelo caudillista-populista, sirve a este como excusa perfecta para justificar un drama humano que tiene su base en su incompetencia y corrupción.

Rubén Garrido-Yserte, Director del Instituto Universitario de Análisis Económico y Social, Universidad de Alcalá

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.

The Conversation

Tu opinión enriquece este artículo:

Cataluña se dota de un fondo de capital público para impulsar la industria del espacio con una inversión inicial de 40 millones de euros

Cataluña se dota de un fondo de capital público para impulsar la industria del espacio con una inversión inicial de 40 millones de euros. Así lo ha anunciado el consejero de Empresa y Trabajo, Miquel Sàmper , durante la presentación de la Estrategia Catalunya Espai 2030, la nueva hoja de ruta del Govern para los próximos 5 años con el objetivo de reforzar la industria del espacio en Catalunya y contribuir a la soberanía tecnológica europea en este ámbito. Asimismo, se pretende dar respuesta a los grandes retos globales vinculados al espacio, como la gestión y explotación de datos o la conectividad.

El barrio con mayor rentabilidad de España ofrece un 10,9% y el menos rentable un 2,6%

La rentabilidad de la vivienda en España cerró el tercer trimestre de 2025 en 6%, 0,1 punto porcentual menos que hace un año (6,1%). Este retorno de la inversión varía en los barrios de las grandes ciudades hasta alcanzar un máximo del 10,9% (Villaverde Alto de Madrid), según el estudio de “La rentabilidad de la vivienda en España en 2025”, basado en el análisis de los precios de la vivienda en venta y alquiler de septiembre de 2025 por el portal inmobiliario Fotocasa.

La paradoja argentina y el desafío español: ¿qué nos falta para crear más unicornios?

(Por Patricio Hunt, CEO de Intelectium) Hace poco, al repasar los datos de unicornios tecnológicos en el mundo, una cifra llamó poderosamente mi atención. España, con una economía que supera los 1,5 billones de dólares y un PIB per cápita de 33.090 dólares, ha generado alrededor de 14 startups tecnológicas valoradas en más de mil millones. Argentina, en cambio, con un PIB tres veces menor y un ingreso per cápita de apenas 12.000 dólares, ha producido 13. Y lo más sorprendente: muchas de ellas tienen una proyección global mucho más reconocida.

El 64,1% de los empleados españoles admite que sus hábitos alimentarios influyen de manera directa en la calidad de su sueño

La relación entre alimentación y sueño se ha consolidado como uno de los pilares más relevantes para la salud integral y el bienestar cotidiano. Según el estudio “Hábitos alimentarios en el entorno laboral”, elaborado por CignaHealthcare España, un 64,1% de los trabajadores declara que sus hábitos alimenticios tienen un efecto directo en la calidad de su descanso y es que, tal y como revela el estudio, rutinas poco saludables influyen en la productividad y la concentración durante la jornada laboral. Se trata de un factor que impacta directamente en el rendimiento cognitivo, el estado de ánimo y el bienestar general.

Más de la mitad de los catalanes falta al trabajo y el 33% se ausenta sin baja

El auge del absentismo, las ausencias de los trabajadores en su puesto ya sea con o sin baja médica, está en el foco mediático por su impacto directo en la productividad, la organización y los costes de las empresas, en un contexto donde el debate sobre la reducción de la jornada laboral a 37,5 horas y la intención de ampliar el permiso de fallecimiento vuelven a incidir en la eficiencia y el bienestar en el trabajo.

PAUL inicia su expansión en España con dos aperturas en Barcelona

PAUL, la histórica cadena de restauración francesa  fundada en 1889 fundada por el Grupo Holder, ha elegido Barcelona como punto de  partida para su desembarco en el mercado español. La compañía inaugura hoy dos  locales ubicados en Rambla de Catalunya, 29, y Avenida Diagonal, 433 en alianza con Scope Investments, una organización con sede en los Emiratos Árabes Unidos  y presencia global en Asia, Oriente Medio, el norte de África y Europa. 

Éste sitio web usa cookies, si permanece aquí acepta su uso. Puede leer más sobre el uso de cookies en nuestra política de cookies.