Hace dos años y medio, un grupo de amigos publicistas se encontró en Brut, el restaurante que Eduardo Martínez Gil maneja en Llubí, Mallorca, para darle forma a una idea que poco a poco se convertiría en lo que hoy es Brilla Kombucha: un proyecto comercial sólido que se ha ganado su lugar en ese mundo de las bebidas saludables.
“Todos veníamos del palo publicitario y teníamos curiosidad por lo gastronómico y gustos en común” dice uno de los socios argentinos, Lucas Cambiano, que desde 2019 vive en la isla. Esa noche hablaron sobre algo que Eduardo ya venía trabajando en su laboratorio de bebidas, algunas mezclas que acompañaban la carta, lo que incluso le valió convertirse en el restaurante revelación en 2018. Sin embargo, no fue hasta mediados de 2019 cuando el proyecto logró convertirse en un emprendimiento concreto, al que también se incorporaría Alvaro Gorospe, como otro socio estratégico.
Muchos estudios aseguran que los consumidores buscan mejorar su calidad alimentaria, incluso que muchos están disminuyendo o moderando el consumo de refrescos azucarados o bebidas con alcohol. La oportunidad en el mercado estaba sobre la mesa y solo era cuestión de lanzarse. Pero esta versión todavía podía sumar más beneficios, le faltaba un ingrediente único: Mallorca. Esta kombucha made in España iba a poner el acento en los valores de la vida saludable mediterránea experimentando con el fermento de todas las plantas que la isla ofrecía, trabajando con hierbas autóctonas de forma sustentable - y que muchas veces se descartan o desechan - como las infusiones de olivo, hojas de higuera, flores de buganvilla, granadas, madroños y hasta alcachofas o zanahorias moradas (algunas ediciones, de hecho, son estacionales respetando las temporadas de cada ingrediente).
Así nace Brilla Kombucha luego de presentarse formalmente en el Kombucha Summit de Berlín de 2019, donde obtuvo el reconocimiento de productores y brewers de todo el mundo. Desde entonces ha logrado consolidarse en el mercado y expandirse a la península, donde llega desde 2020. “En plena pandemia mundial comenzamos a distribuirla por cuenta propia y luego a través de un distribuidor. No fue un año fácil con aperturas y cierres aleatorios en toda España”, cuenta Lucas y remarca la importancia que tiene contar con una red de bares, restaurantes y comercios vinculados a la gastronomía con acento de autor. Su elaboración exige un constante trabajo de I+D probando, elaborando y produciendo recetas mediterráneas originales, pero con un perfil internacional. Hoy Brilla Kombucha elabora 9 variedades de forma permanente, con variantes de temporada, y cuenta con una producción que oscila los 2.500 litros mensuales.
El próximo paso, con la incorporación reciente del socio peruano Alan Batievsky, es potenciar Brilla de cara al futuro próximo, dice Lucas: “queremos dar un paso al frente en la metodología de producción para afianzarnos en España primero y poder luego abrirnos al mercado europeo”. De hecho, ya hay proyectos con Rumania, Francia e incluso Alemania.
Respetando la impronta y los valores que este grupo de publicistas se planteó desde el comienzo, hoy Brilla Kombucha se afianza como un refresco mediterráneo que ha llegado para quedarse en el mundo de las bebidas saludables, buscando que este tipo de productos pase a ser algo popular y no solo para unos pocos fanáticos.
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