La recesión causada por la pandemia y una limitada oferta de inmuebles en los grandes núcleos urbanos, lugares en los que residen los sectores que mejor están capeando la crisis actual, ha despertado los fantasmas de hace una década.
Pese a que el precio de la vivienda ha bajado en 2020 en las grandes ciudades de España (Madrid y Barcelona) cerca de un 10% de media, se ha incrementado en las ciudades del norte en más de un 4%.
Pese a estos ajustes, el valor de los inmuebles no se diferencia mucho de los precios que se vieron en 2008 antes de que la Crisis comenzara –año en que también se corrigieron, por cierto-. Si bien, en esta ocasión los motivos son bien distintos, ya que no se deben al acecho de una burbuja inmobiliaria, sino de la movilidad demográfica acaecida en la última década, que parece invertirse en los últimos meses, en especial por el auge del teletrabajo.
Barcelona, debido a una extensión limitada por la costa, ha optado por buscar varias soluciones para este problema social. Una de las alternativas puestas sobre la mesa ha sido la limitación del precio del alquiler, poco efectiva en lo que a paliar la escasez de oferta se refiere. Es por ello que desde el equipo dirigido por Ada Colau han optado por aumentar el parque de vivienda pública a través de la construcción de edificios y de casas prefabricadas.
Una solución habitacional sencilla y rápida
De cara a evitar lo ocurrido con el boom del ladrillo en nuestro país, el sector de las casas prefabricadas ofrece una alternativa variada, que engloba desde soluciones habitacionales hasta construcción rápida de grandes edificios basada en contenedores marítimos. Tal y como ha valorado y propuesto el ayuntamiento de Barcelona desde 2018. Curiosamente, esta misma alternativa fue desechada por el consistorio madrileño unos meses antes.
No en vano, este tipo de construcciones siempre han suscitado polémica entre la población (especialmente por la imagen de hacinamiento que se traslada desde China y Hong Kong), aunque no por ello ha dejado de considerarse como una opción factible por los jóvenes que quieren emanciparse o por aquellos consumidores que optan por vender su piso y trasladarse a un hogar que dispone de un terreno propio (que no pueden encontrar en la ciudad) a un precio asequible.
Blanca del Escobal, responsable de marketing y comunicación de la compañía Eurocasas comenta al respecto que "desde 2015 el número de clientes que apuestan por este tipo de casas se ha multiplicado año tras año; y tras el estado de alarma muchos se han interesado por nuestras soluciones ante un nuevo confinamiento”.
Los primeros proyectos de la apuesta de Barcelona por casas y edificios prefabricados
Hace tres años el ayuntamiento de la Ciudad Condal ya presentó en el programa municipal la construcción de pisos prefabricados gracias a contenedores marítimos reciclados. El objetivo, disponer un alquiler subvencionado para jóvenes y familias monoparentales en un momento en el que el precio del alquiler se encontraba al alza y la economía colaborativa, de la mano de AirBnb, había copado la ciudad.
Si bien, no fue hasta 2020 cuando se entregó el primer edificio de contenedores, situado en Ciutat Vella, debido a varios problemas burocráticos.
Por ahora, la intención del consistorio es seguir ampliando la oferta habitacional con otro nuevo edificio –cuya culminación está prevista para finales de este 2021 en el barrio del Parc i la Llanuca-, tal y como afirmó Lucía Martín, concejal de Vivienda de Barcelona. A lo que añadió que entre ambos inmuebles sumarán una capacidad para unas 200 personas, gracias a 23 apartamentos y 59 de pisos de dos habitaciones, con el objeto de ofrecer "una alternativa digna y responder a la emergencia habitacional de la ciudad”.
El siguiente proyecto previsto por el ayuntamiento es el conocido como edificio ‘Loggia’, cuya construcción está prevista para 2022. Este presentará un sistema de galerías que lo rodeará para conectar el acceso a los 40 alojamientos, terrazas y zonas comunes que compondrán el edificio. La inversión, según la concejal, se estima en 6,75 millones de euros.
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