Hace tiempo hemos entendido que el veganismo no es solamente una dieta para estar más saludable, sino que para la mayoría de sus adeptos es un estilo de vida, una convicción por defender los derechos de los animales y el respeto al medio ambiente. Sin embargo, lo que antes era un estilo de vida de un nicho muy específico, es ahora un modelo de negocio (cada vez más lucrativo) para muchos sectores: alimentos, cosméticos, cursos y capacitaciones, decoración para el hogar, agencias de viajes, ropa, calzado, y la lista sigue.
Donde haya una nueva tendencia social, habrá nuevas oportunidades de negocio, tan sencillo como eso. Al respecto, la consultora Lantern (que también opera en Barcelona) ha realizado un estudio en el que estima que casi el 10% de los habitantes de España mayores de 18 años ya son veggies. Y esta industria vegana mueve, según el mismo estudio, unos € 5.000 millones en todo el mundo, una cifra poco despreciable.
¿Qué significan estos números? Que estamos asistiendo al crecimiento imparable de un colectivo, que tiene orígenes diversos pero un objetivo común: eliminar el sufrimiento animal, venga de donde venga.
La moda siempre estuvo a la moda
La Vegan Fashion Week se celebró durante dos años seguidos en Los Ángeles (EE.UU) hasta que la Pandemia le puso el mismo freno que al resto del mundo. No caben dudas que, si la industria generó un evento de tamaña magnitud, algo está cambiando en uno de los sectores más señalado por los proteccionistas de animales. La industria del calzado, cuyo producto estrella siempre ha sido el cuero, fue una de las que entendió que debía modificar su sistema de fabricación y encontrar alternativas más sustentables, y por qué no, más éticas.
Pero, ¿qué es una zapatilla vegana? “Significa básicamente que no está hecha con materiales de origen animal. Seguro hay mucha gente que no sabe que el adhesivo o el pegamento en su gran mayoría se producen utilizando la piel, las espinas y los tendones de caballos, conejos y peces, por ejemplo. Yo tampoco lo sabía. No es sustituir el cuero por caucho solamente”, señala Ariana López, fundadora de Flux Concept Store, un proyecto que nació hace unos dos años en Barcelona y crece a ritmo sostenido sumando puntos de venta en Pamplona, Palma de Mallorca, Bélgica y Francia.
“Nosotros no podemos competir con las grandes marcas, ni en volumen de fabricación, ni en el nivel de rebajas que muchas veces aplican, con precios que serían irrisorios para nosotros” asegura la cabeza de Flux Concept Store y agrega: “pero hay algo muy importante que decir ¡No nos interesa! Aprendimos a huir de la lógica de colecciones por temporadas, del consumo por consumo mismo. Nosotros hacemos zapatillas que resisten las 4 estaciones, son cómodas, originales y todo el proceso de producción está súper cuidado. Por supuesto que entendemos que es un negocio para nosotros, pero también entendimos el aporte que podemos hacer”.
Un aporte que suma adeptos a buen ritmo en España, de la mano de marcas como Mireia Playà, Pepa Loves, La bella Solera, Owltree, Slowers, entre muchas otras.
“Consumir menos, pero mejor”
“Una de las primeras sorpresas que nos llevamos fue cuando nuestras clientas nos hablaban de lo bonito que eran los diseños, porque evidentemente existe la idea de que la moda vegana no puede ser linda y cómoda” cuenta López durante la entrevista con InfoNegocios Barcelona y añade “quizás por eso nos compran muchas personas que no son veganos ni vegetarianos, pero que cada vez eligen para su vida cotidiana más productos que están marcados como 'cruelty free'”.
Al intentar reflexionar un poco sobre la tendencia, la fundadora de Flux Concept Store arriesga: “Creo que las redes sociales han ayudado muchísimo a entender el maltrato animal perpetuado durante siglos para producir todo tipo de productos y esas imágenes van generando una nueva consciencia colectiva”
“Consumir menos, pero mejor” es una de las premisas de quienes optan por esta forma de vida, convencidos de los problemas éticos que genera consumir productos y/o servicios que conlleven maltrato animal para su fabricación. Sin embargo, “los menos” son “cada vez más” y el veganismo constituye un modelo de negocio imparable.
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