La empresa británica Hybrid Air Vehicles tiene previsto inaugurar en el año 2025 una serie de rutas aéreas de corta distancia en zepelín. Una de las líneas que planea la compañía uniría Barcelona y Palma de Mallorca en 4 horas y media y, según sostiene la empresa, recortando hasta en un 90% las emisiones de CO2 respecto a las de un avión convencional.
Rebecca Zeitlin, portavoz de Hybrid Air Vehicles, explica que el funcionamiento de esta aeronave es “híbrido, usando unas técnicas de los zepelines y otras de los aviones convencionales”. Esto implica que cerca de “un 60% de su fuerza proviene de la flotación del helio, lo que nos permite reducir las emisiones, mientras que el 40% restante como en los aviones”.
El prototipo funciona de momento con dos motores eléctricos y dos motores de combustión. Para el año 2030 la empresa espera ser capaz de hacerlo volar con cuatro motores eléctricos, lo que supondría un vuelo con cero emisiones.
El Airlander 10, que así se llama el modelo, cubrirá a partir de 2025 otras rutas de entre 200 y 450 kilómetros como Oslo-Estocolmo; Seattle-Vancouver o Liverpool-Belfast. Su autonomía es de 3.700 kilómetros y admite hasta 90 pasajeros, aunque Hybrid Air Vehicles ya está trabajando en un modelo para 200 personas, aunque con un alcance limitado a 2.200 kilómetros.
“Esperamos lanzar nuestro programa de producción a finales de este año”, adelanta Zeitlin.
“El modo de transporte más contaminante”
Los datos no dejan lugar a dudas sobre el altísimo impacto ambiental de la aviación. El informe “Potential tankering under an EU sustainable aviation fuels mandate”, elaborado por el International Council on Clean Transportation (ICTT), cifra las emisiones de CO2 de la aviación comercial en 900 millones de toneladas solamente en 2019, “tanto como la economía alemana y holandesa juntas”. La Unión Europea, alerta el informe, con 120 millones de toneladas de CO2 emitidas en 2019, será incapaz de alcanzar su objetivo de reducir emisiones para 2030 si no recorta radicalmente en este sector.
De hecho, tal y como recoge otro informe de la misma organización titulado “An assessment of the policy options for driving sustainable aviation fuels in the European Union”, las emisiones de gases de efecto invernadero causadas por la aviación han seguido creciendo en los últimos años, exceptuando el 2020 por la COVID-19. Desde 2013 se han incrementado en un 27,6% con un crecimiento medio del 4,5% cada año.
“La aviación es el modo de transporte más contaminante”, asegura Magdalena Heuwieser de Stay Grounded, una organización de investigadores y activistas que defiende una reducción del tráfico aéreo. Pese a las evidencias que avalan las altas emisiones de la aviación, sostiene Heuwieser, “está previsto que el número de aviones se duplique en las próximas dos décadas”. Argumenta además que la aviación es “la forma de transporte más injusta. El 80% de la población mundial no ha volado nunca, y es el 1% la que produce la mitad de las emisiones de la aviación”.
A día de hoy, y según datos de Hybrid Air Vehicles, la huella de CO2 de cada pasajero de un vuelo convencional es de 52,80 kilogramos. El mismo trayecto, hecho en este zepelín, dejaría una huella de solo 4,54 kilogramos por persona. La empresa reconoce que la aeronave “viaja a una velocidad más baja que los aviones convencionales, pero puede ser una opción de viaje especialmente para los clientes que tengan como prioridad minimizar su huella ambiental”.
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