En busca del  ‘índice de la Felicidad’: ¿podría el PIB dejar de ser un indicador de referencia? (a qué debe apuntar el “PIB +”)

(Por Alejandro Carrilero Algaba) El premio Nobel Joseph Stiglitz defiende que: “Necesitamos métricas que reflejen la vulnerabilidad y la inseguridad”. El mundo está cambiando -a una velocidad de vértigo- y parece que esto no tiene reflejo en los indicadores tradicionales que miden el progreso y el bienestar. Así, desde el Ministerio de Economía quieren que se tengan en cuenta, además de KPI’s como el crecimiento potencial y la resiliencia económica, desde un punto de vista medioambiental y social.

Hace unos meses contamos en InfoNegocios Barcelona como la Cambra de Comerç de Barcelona había presentado unos nuevos indicadores de Progreso y Bienestar que miden el crecimiento de Cataluña –que “yendo más allá del PIB”- ponían de relevancia como “el progreso económico no se ha traducido en bienestar efectivo para la población; el consumo privado y los salarios reales están estancados desde hace 20 años”.

Ahora, el Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital ha reunido a un panel de expertos de alto nivel en el seminario “Monitoring the recovery: beyond GDP”, para reflexionar sobre cómo medir el progreso, el bienestar y la sostenibilidad, y analizar la necesidad de desarrollar nuevos indicadores económicos.

España ha respaldado el trabajo en curso en diferentes foros internacionales para actualizar las herramientas analíticas para medir adecuadamente el progreso, el crecimiento potencial y la resiliencia económica, teniendo en cuenta la sostenibilidad, desde el punto de vista económico y financiero, pero también medioambiental y social.

En el debate, moderado por el presidente del Real Instituto Elcano Jose Juan Ruíz, participaron el premio Nobel de Economía, Joseph Stiglitz, el comisario de Economía, Paolo Gentiloni, el secretario general de la OCDE, Mathias Cormann, la vicepresidenta y economista jefe del Banco Mundial, Carmen Reinhart y la vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital, Nadia Calviño. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, clausuró el acto.

En su discurso de apertura, la vicepresidenta primera ha señalado la necesidad de desarrollar indicadores para capturar los cambios estructurales, como los derivados de la digitalización o la transición ecológica, así como la necesidad de incorporar consideraciones sociales a la hora de medir los resultados económicos y la sostenibilidad.

“Nuestra concepción del bienestar y la prosperidad está evolucionando, y es necesario actualizar nuestras herramientas analíticas para tener en cuenta diferentes variables y calibrar adecuadamente el crecimiento potencial y la resiliencia de una economía. También para tomar las mejores decisiones de política económica”, defendió.

Por su parte, el Nobel de Economía Joseph Stiglitz, presidente de la Comisión sobre la Medición del Desarrollo Económico y del Progreso Social que puso sobre la mesa el tema en 2008 subrayó que “necesitamos métricas que reflejen la vulnerabilidad y la inseguridad”.

El economista estadounidense puso de relieve que “la pandemia ha mostrado la falta de resiliencia de algunas economías, las limitaciones en la capacidad de responder a shocks, un área en la que necesitamos desarrollar mejores métricas para evaluar cuán fuerte es nuestra economía”.

Mirando al futuro y el peso que va adquiriendo la incorporación de nuevos indicadores, Stiglitz se mostró confiado en que “si desarrollamos mejores métricas haremos un mejor trabajo a la hora de formular políticas que mejoren nuestra sociedad y el bienestar de nuestros ciudadanos”.

En la misma dirección apuntó el comisario europeo de Economía, Paolo Gentiloni. “Queremos que la recuperación marque el comienzo de una nueva era de crecimiento sostenido y sostenible. Por tanto, no hay mejor momento para centrarse en las métricas que influyen en la formulación de políticas. Queremos ver cómo podemos obtener una mejor imagen no solo de la cantidad de crecimiento, sino también de su calidad”.

Esto no significa, añadió Gentiloni, deshacerse del PIB sino ver “cómo podemos convertirlo en una mejor métrica del tamaño real de la economía; y cómo podemos complementarlo con indicadores que puedan conformar el debate sobre cómo asignar los recursos de manera sostenible y equitativa. Es por eso que quizás podamos referirnos a este desafío político como 'PIB +'”.

En este sentido, la OCDE, Eurostat o el Banco Mundial están trabajando en el desarrollo de indicadores complementarios que evalúen el desarrollo de las economías no solo desde el punto de vista del crecimiento económico sino de la sostenibilidad ambiental y social.

El secretario general de la OCDE, Mathias Cormann, explicó que en la organización llevan muchos años observando cuestiones sobre la calidad del crecimiento –desde hace 60 años-. “Complementamos cifras macroeconómicas como el PIB con indicadores de movilidad social, igualdad de oportunidades, sostenibilidad y otros”.

Cormann afirmó que “el PIB es una medida objetiva importante”, pero reconoció que “las herramientas de medición que miran más allá del PIB son importantes para llevar a la conversación pública cuestiones que muestran la complejidad y la multidimensionalidad de lo que importa a las personas en las sociedades”. Por otro lado, recordó que los indicadores por sí solos “no son suficientes para convertirse en las guías de los cambios que necesitamos, a menos que se utilicen sistemáticamente en la elaboración de políticas”.

Así lo expuso la vicepresidenta y economista jefe del Banco Mundial, Carmen Reinhart, quien incidió en que uno de los puntos centrales del trabajo de esta institución es analizar el nivel de pobreza de manera multidimensional.

“Podemos hacerlo mejor midiendo otros aspectos, más allá de la renta y del consumo, más allá de las métricas monetarias”, y mencionó la necesidad de incorporar, entre otros, los niveles de acceso a infraestructuras básicas, o a una cesta básica de alimentos”.

El seminario fue clausurado por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, quien insistió en que “el PIB es una variable fundamental para medir el desarrollo económico, pero no tiene la capacidad de reflejar aspectos esenciales como la sostenibilidad medioambiental y otros factores que determinan el bienestar de un país”. Entre ellos, el presidente apuntó la desigualdad porque “la distribución equitativa sigue siendo una asignatura pendiente”.

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