En Europa, por ejemplo, uno de cada cinco trabajadores dedica más de 60 minutos al día a este tipo de desplazamientos. Además, estos desplazamientos han ido aumentando constantemente durante los últimos años, generando una serie de consecuencias negativas tanto para los trabajadores como para las empresas y la sociedad en general.
En este sentido, la investigación ha establecido que los trabajadores que tienen que dedicar más tiempo a ir a trabajar tienden a ser menos felices, a tener un peor estado de salud, a ausentarse más de sus puestos de trabajo y, finalmente, a reportar mayores niveles de estrés y cansancio.
Por otro lado, una mayor duración de estos desplazamientos se ha asociado con pérdidas de productividad, aumentos en las emisiones de gases de efecto invernadero y mayores atascos en las ciudades.
Cada vez más tiempo en el coche
En este sentido, varios investigadores del grupo de investigación “Economía de la Población, Mercado de Trabajo y Economía Industrial” de la Universidad de Zaragoza hemos realizado diversos análisis socioeconómicos sobre la incidencia y consecuencias de los desplazamientos de ida y vuelta al trabajo.
En esta investigación en particular (Trends in commuting time of European workers: A cross-country analysis, Transport Policy, 2022), nos hemos centrado en estudiar las tendencias y evolución del tiempo dedicado por los trabajadores a este tipo de desplazamientos durante las décadas de 1990, 2000 y 2010 en Alemania, Austria, Bélgica, Dinamarca, España, Finlandia, Francia, Grecia, Holanda, Italia, Irlanda, Luxemburgo, Portugal, Reino Unido y Suecia. Para ello, empleamos los datos de las encuestas de condiciones laborales (European Working Conditions Surveys) de Eurostat.
En primer lugar, encontramos que el tiempo dedicado a ir y volver del trabajo ha aumentado de forma significativa en todos los países analizados salvo en Alemania, Grecia y Portugal, mientras que se ha mantenido relativamente constante en Austria y Luxemburgo. Sin embargo, los motivos que hay detrás de esta divergencia requieren de un análisis más profundo.
En segundo lugar, hemos encontrado también que los hombres dedican más tiempo a ir y volver del trabajo que las mujeres, incluso cuando se comparan hombres y mujeres de similares características (edad, nivel educativo, ingresos, estado civil, ocupación y región de residencia, entre otros).
Estas diferencias son especialmente significativas en Alemania, Austria, Bélgica, Francia, Italia, Irlanda, Luxemburgo y Reino Unido. Es decir, los datos apuntan a que existe una brecha de género en el tiempo de desplazamiento al trabajo.
Las causas y consecuencias de dicha brecha permanecen relativamente inexploradas, a pesar de que los datos muestran algunos indicios. Las diferencias de género en estos desplazamientos parecen estar relacionadas con:
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Las diferencias en el grado de especialización laboral de hombres y mujeres.
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La diferente carga de responsabilidades domésticas.
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Las posibles actividades intermedias que se realizan mientras se va a trabajar.
Unos llegan antes, otros van detrás
También analizamos qué características demográficas, laborales, familiares y ocupacionales de los trabajadores explican el tiempo que dedican a ir y volver del trabajo.
Los resultados muestran cierto grado de heterogeneidad entre países en relación a estos determinantes. Es decir, los factores que explican estos desplazamientos varían de país en país. Dicha heterogeneidad tiene una clara conclusión: la movilidad de ida y vuelta al trabajo es un fenómeno complejo que depende de factores no observables, lo que dificulta su análisis desde una perspectiva microeconómica.
Pese a ello, los resultados también muestran algunos patrones comunes: la calidad de las infraestructuras de transporte se relaciona con mejores tiempos de desplazamiento, mientras que el uso generalizado del coche como vehículo de transporte está correlacionado con mayores tiempos de desplazamiento al trabajo.
Por último, encontramos una relación compleja entre los desplazamientos y los niveles de desempleo y de crecimiento económico de los países analizados, con esta relación variando de país en país. Esto refuerza la idea de que estos desplazamientos representan un fenómeno complejo que requiere de mayores esfuerzos para ser modelado y analizado.
El medioambiente sufre
Vivimos en un mundo cada vez más comprometido con el medio ambiente, pero en el que dedicamos cada vez más tiempo a ir al trabajo y en el que la forma mayoritaria de desplazamiento sigue siendo el vehículo privado. En este sentido, los desplazamientos son una de las principales fuentes de contaminación y emisiones. Por otro lado, los desplazamientos al trabajo son una fuente de infelicidad para los trabajadores, generan estrés y reducen la productividad laboral.
Nuestros resultados abren puertas para futuros trabajos que busquen analizar en detalle ciertos aspectos de los desplazamientos laborales, y pueden ayudar a orientar políticas que ayuden a los trabajadores a optimizar estos desplazamientos y, de esta forma, reducir el impacto negativo que tienen en la sociedad.
Medidas orientadas a mejorar la información disponible en materia de búsqueda de empleo, promover el transporte verde o fomentar la jornada continua podrían ser interesantes en este sentido.
Jorge Velilla Gambo, Profesor Ayudante Doctor, Universidad de Zaragoza; José Alberto Molina, Professor, Universidad de Zaragoza, and José Ignacio Giménez Nadal, Catedrático de Universidad, Universidad de Zaragoza
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.
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