Cinco puntos de comparación:
1. Durabilidad de los paneles
Una de las mayores desventajas que presentan los paneles OLED es que son perecederos, debido a que los LEDs tienen componentes orgánicos que se desgastan con el paso del tiempo. Por el contrario, la esperanza de vida de un televisor con paneles QLED es mucho más larga.
2. Relación tamaño - precio
El tamaño importa, sobre todo cuando nos referimos a experiencias audiovisuales en casa. La tecnología OLED es más limitada y aunque ya pueden encontrase modelos de más de 80 pulgadas, es una evolución lenta y costosa. Las pantallas QLED no tienen limitaciones de tamaño y, actualmente ya pueden encontrarse pantallas extragrandes.
3. Brillo
Las pantallas QLED están consideradas como la máxima expresión de la tecnología LCD actualmente, y es que utilizan retroiluminación LED para iluminar el panel frontal. En estos casos, la iluminación led trasera es de color azul en lugar de blanco. Son los puntos cuánticos que se encuentran delante los que se encargan de filtrar la luz para dar el color requerido en cada momento, aportando así un mayor brillo a la imagen y alcanzando niveles superiores a los paneles OLED.
4. Pantalla quemada (o Burn-In)
En ocasiones se produce una retención de imagen en algunos píxeles, conocida como «burn-in» o pantalla quemada. Los televisores OLED son altamente más susceptibles de presentar este fenómeno, ya que uno o más píxeles de tecnología OLED pueden ver su brillantez disminuida en forma permanente a un estado más bajo. Por el contrario, los paneles QLED no son susceptibles a este fenómeno, por lo que permiten dejar una imagen más tiempo en pantalla, sin que esta se queme.
5. Espaciado de color
Con la entrada al mercado de los paneles QLED, que cuentan con Quantum Dot Display, el espaciado de color se ha igualado tanto al de OLED que ya no existen diferencias apreciables entre los paneles. En este momento, ambos cubren el 100% del volumen del color.
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