“En el contexto actual, donde se han producido muchos cambios en el sector de la financiación y los modelos de coworking expansivos, como el reciente caso de WeWork, han experimentado una caída, lo ideal sería buscar un replanteamiento mixto en el que se equilibren tanto la parte residencial como la de oficina”, afirma el socio fundador de la consultora, Gerard Marcet.
En este sentido, el experto señala a dos factores externos clave en la falta de demanda de oficinas en la zona. Por un lado, los cambios de hábitos y de cultura en las empresas, pues desde la irrupción de la pandemia el teletrabajo ha ganado gran importancia, y, por otro, el cambio en el ámbito bancario y financiero, con los tipos de interés al 0% que en la actualidad se han asentado por encima de los 4 puntos porcentuales.
Un llamamiento a la colaboración público-privada
Alcanzado este punto, el 22@ se enfrenta a una doble narrativa, y es que, mientras que diferentes expertos del sector llaman a la “paciencia” y aseguran que el distrito financiero barcelonés necesita tiempo para madurar, son muchos los vecinos los que se quejan de que ese espacio que podría dedicarse a viviendas esté “ocupado” por oficinas vacías.
“En este caso, yo creo que puede ser una muy buena iniciativa público-privada, pero es un tema que debe ser abordado desde todas las órbitas”, comenta el experto, quien, pese a criticar los “problemas de interés” que suelen estar ligados a los proyectos públicos, es consciente de su importancia de crear “un nuevo planeamiento urbanístico en el que se permitan los usos que realmente busca la sociedad”.
“Cuando hablamos de la falta de vivienda, deberíamos permitir que en determinadas zonas que son exclusivamente industriales se puedan construir viviendas o un mix que incluya locales comerciales. Es necesario abordar esta problemática desde un enfoque mixto que pueda garantizar soluciones tanto en el ámbito de la vivienda como en el de los locales comerciales”, concluye Gerard Marcet.
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