Algunas de estas disciplinas beben directamente de las artes circenses. Es el caso de la tela acrobática, actividad en la que el deportista realiza danzas suspendido a varios metros de altura por unas telas que cuelgan del techo. En muchas ocasiones no lleva arnés de seguridad, por lo que caerse supone un gran riesgo.
Otro deporte parecido es el aro aéreo. El deportista también realiza figuras, sólo que esta vez agarrado a un aro colgado del techo. Tiene similitudes con el trapecio, con la singularidad de que permite girar.
Para los más valientes, está disponible la danza vertical, modalidad en la que los artistas bailan en paredes o el las fachadas de los edificios. Están sujetos con un arnés y cuerdas, similares a las del rappel.
Si tememos las alturas, también está a nuestra disposición el “Pole dance”, disciplina en la que haremos diferentes movimientos y figuras ayudados por una barra fija vertical (aunque cuidado, que si nos decantamos por el “flying pole”, nos encontraremos con una barra colgada del techo que nos permitirá “volar” mientras hacemos las figuras)
Cada vez son más las escuelas de baile y gimnasios que ofertan estas actividades, surgiendo incluso centros especializados. Para probar disciplinas de danza aérea (como aro, danza vertical, telas o trapecio) en la ciudad de Barcelona, destaca Onair, escuela tanto para amateurs como para profesionales. Además, oferta una beca de formación anual valorada en € 1000.
Onair // Danza Vertical // Jorge Alcover & Sheila Ferrer from Aluzarfilms on Vimeo.
“No solo ha crecido, sino que se ha transformado en una disciplina puntera. Lo que antes era algo tremendamente extraño, ahora es algo común. Si hablas con alguien y le mencionas que te dedicas a la danza aérea la respuesta ya no es: ¿eso qué es?, si no que ya se tiene conocimiento” cuenta Jorge Alcover, director de Onair.
Con respecto al perfil del estudiante, comenta que “Quizás antes venía gente más deportista y joven y ahora viene gente de todo tipo. Eso hace que haya más alumnos. Tenemos desde los más deportistas que están on fire, como gente que viene a divertirse y conocer gente. Es una disciplina que vino para quedarse y, ante su popularidad, el perfil de alumnos es totalmente variado.”
La adaptación de este tipo de negocios a la crisis del coronavirus ha sido dura. “Más del 50% de la plantilla ha perdido su trabajo de manera temporal hasta que todo se regularice. Es una situación catastrófica para todas las escuelas dedicadas al arte, la cultura o el deporte.”
El precio de una clase semanal de estos deportes va de unos € 60 a € 80 mensuales dependiendo de la escuela y de la disciplina. Por supuesto, si queremos dar más clases por semana, o si queremos combinar disciplinas diferentes, irá en aumento.
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