El principal objetivo del nuevo texto legal parece ser hacer frente al abuso en los contratos temporales y luchar contra la precariedad laboral. Para ello, este cuerpo legal, mal catalogado de Reforma, ha establecido la contratación indefinida como regla general casi absoluta, con la excepción de permitir la contratación temporal en caso de contratos por sustitución o cuando la temporalidad se deba a circunstancias de la producción. Con esta medida, lo que el gobierno pretende es reducir la precariedad laboral, obtener una mayor estabilidad laboral, y de este modo reducir el desempleo y fomentar su creación.
Sin embargo, Teresa Ezquerra, abogada de Abencys, considera que “sin perjuicio de que la Reforma obedezca a unos objetivos razonables, lo cierto es que su aprobación puede resultar contraproducente y causar el efecto contrario”.
Según señala Teresa, “la falta de flexibilidad en cuanto a las modalidades contractuales puede desincentivar al empresario a la hora de contratar, lo que afectará negativamente al objetivo de la creación de empleo. Toda relación contractual duradera, cualquiera que sea su naturaleza, requiere poder adaptarse a las circunstancias y necesidades de todas las partes contratantes”.
Para Ezquerra, en definitiva, lo que se anunciaba como una Reforma ha resultado ser una modificación más bien superficial de algunas cuestiones.
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