Las empresas están pasando de inversiones en TI que requieren mucho capital a modelos flexibles basados en el consumo y tecnologías bajo demanda. Según el informe, se prevé que el gasto en TI y tecnología aumente y que la proporción de tecnología bajo demanda en los presupuestos de TI crezca del 29% al 41% durante el próximo año. La mayoría (77%) de los ejecutivos considera que la escalabilidad y el rendimiento de la nube son fundamentales para el crecimiento y la diferenciación empresarial, ya que permiten a sus compañías ampliar la innovación, acelerar el tiempo de comercialización y mantener la competitividad. A pesar de estas ventajas, muchas tienen dificultades para aprovechar estas tecnologías bajo demanda y mantener los costes.
“El auge de las tecnologías bajo demanda - como la nube pública, el SaaS y Gen A - ha transformado la forma de operar de las empresas líderes. Estas herramientas ofrecen una comodidad sin precedentes, pero tienen implicaciones financieras”, afirma Karine Brunet, directora general de Servicios de Infraestructura en la Nube 1 SaaS es un modelo de entrega de software basado en la nube en el que las aplicaciones están alojadas por un proveedor de servicios externo y los usuarios acceden a ellas a través de un navegador web, una interfaz de programación de aplicaciones (API) o un cliente de escritorio dedicado. 2 FinOps son las siglas de «Financial Operations» (operaciones financieras). Se trata de una práctica de gestión centrada en optimizar los costes de la nube mediante el impulso de la colaboración entre los equipos de TI, finanzas y negocio. Este enfoque colaborativo garantiza que el gasto en la nube se ajuste al valor empresarial y a las necesidades técnicas.
Las tecnologías bajo demanda están impulsando el gasto en tecnología e informática, pero no sin retos Mientras que los usuarios más avanzados de la tecnología bajo demanda ya están cosechando beneficios—desde ahorros en los costes y una innovación más rápida de los productos hasta una mejora en la calidaddel servicio y la productividad operativa—, los usuarios menos experimentados se están dando cuenta de que el camino por delante no está exento de retos. Entre ellos se incluyen:
Aumento de los costes y la complejidad: el 82% de los ejecutivos informa de un aumento significativo de los costes de la nube, el SaaS y Gen AI. La inflación, la adopción de la IA y las demandas de infraestructura digital son factores clave.
Excesos presupuestarios: el 76% de las organizaciones superó sus presupuestos para la nube pública (en un promedio del 10%), mientras que el 68% gastó más de lo previsto en Gen AI y el 52% en SaaS. Los principales culpables son los recursos infrautilizados y las compras descentralizadas.
TI en la sombra y riesgos de seguridad: las unidades de negocio impulsan ahora el 59% del gasto en Gen AI y el 48% del gasto en SaaS. El 12% de todo el gasto en SaaS está sin gestionar. Casi todos los ejecutivos (98%) admiten que eluden al departamento de TI para realizar compras tecnológicas, lo que genera ineficiencias y vulnerabilidades de seguridad.
Realización limitada del retorno de la inversión: a pesar de las cuantiosas inversiones, solo el 29% logró el ahorro de costes previsto con el SaaS, el 33% obtuvo la calidad deseada en los servicios en la nube y el 38% consiguió una innovación más rápida con Gen AI.
FinOps, una disciplina fundamental pero poco desarrollada para optimizar los costes y elevar el valor de la tecnología bajo demanda.
Según la encuesta, el 60% de las organizaciones usa herramientas de gestión de costes en la nube, pero solo el 37% evalúa su eficacia o actúa en función de la información obtenida. Aunque tres cuartas partes de las organizaciones encuestadas (76%) tienen o planean crear equipos de FinOps, la mayoría sigue teniendo un enfoque limitado y de naturaleza operativa. Solo el 2% de las que cuentan con una función dedicada a FinOps cubre la nube, el SaaS y Gen AI de manera integral, y únicamente el 42% influye en las decisiones empresariales.
Además, más de la mitad (53 %) de las organizaciones coinciden en que un uso no óptimo de la tecnología bajo demanda conduce a un consumo excesivo de energía y a un aumento de las emisiones de carbono. A pesar de ello, solo el 36% de las organizaciones cuenta con una estrategia para integrar la sostenibilidad en las operaciones financieras. La integración de prácticas como el desarrollo de arquitecturas energéticamente eficientes, la optimización de la informática y el almacenamiento, la desconexión de los recursos inactivos y la programación de las cargas de trabajo, puede reducir tanto los costes como las emisiones de carbono.
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