En concreto, la encuesta señala que el 33% de los encuestados afirma sentirse vulnerable, bien porque su nivel de renta es bajo (19%), bien por acusar el impacto de alguna variable psicosocial (4%), por el desconocimiento de las nuevas tecnologías (6%) o por su nivel de formación (4%).
La vulnerabilidad por renta afecta principalmente a las franjas de entre los 51 y 65 años y a los de más de 65. También se ratifica el problema del entorno rural, donde es mayor el desconocimiento del concepto y la sensación de vulnerabilidad, del 65% frente al 27% del entorno urbano. MPAC destaca en su estudio que en términos generales los hombres se sienten más vulnerables que las mujeres.
El factor precio crece frente a la calidad
El estudio también revela que los que modificaron sus hábitos de compra debido al alza de precios lo hizo buscando más las ofertas (42%), aprovechando más la comida para evitar el desperdicio
alimentario (15%) y reduciendo el gasto en alimentación (10%). En menor medida, han cambiado el tipo de productos que consumen (8%) y han diversificado su compra (8%).
Otra de las consecuencias de la coyuntura económica que destaca MPAC ha sido que prima el factor precio frente al factor calidad en la elección de compra, algo que no había sucedido en ejercicios precedentes.
A la hora de elegir un establecimiento de compra la cercanía, siendo el factor principal a la hora de elegir un establecimiento de compra (53%), le sigue el precio ha adelantado a la calidad (48% frente al 46% del año pasado) y esta última cae, con un 38% frente al 51% de 2022. También cabe destacar que la posibilidad de hacer la compra por Internet crece 10 puntos porcentuales (del 5% al 15%).
En cuanto al medio utilizado para ir a hacer la compra de alimentos, poco más de la mitad (52%) acude andando al establecimiento, al mismo tiempo, se dispara la compra online (pasa del 6% de elección en 2022 al 15% este año).
Este último dato contrasta con el uso del vehículo particular que, aunque sigue siendo la segunda opción, cae casi 7 puntos (29%). Por su parte, el uso del transporte público (3%) y la compra telefónica (1%) se mantienen estables respecto a 2022.
El precio también se impone como el motivo más extendido para elegir uno u otro producto alimentario y pasa del 24% en 2022 al 38% este año, en detrimento de la calidad que pasa del 42% al 29%.
Las redes sociales influyen más y cae la asistencia al hipermercado
Las redes sociales han influido asimismo en la mitad de los consumidores (51%), un 29% para comprar debido a referencias positivas y un 22% para dejar de comprar, precisamente, por lo contrario. Si bien, uno de cada cinco, pese a haberlas recibido, ha seguido comprando igual.
Cada año la compra online de productos de alimentación gana adeptos y genera más confianza entre los consumidores. En 2023, de hecho, el 68% de los encuestados la valora positivamente, aunque, por el momento, solo un 40% indica que la utiliza o utilizará.
De hecho, los datos reflejan que este año muchos de los consumidores que la veían bien pero no la usaban indican que ya lo hacen. También es destacable que solo un 12% desconfía de la compra online, cinco puntos menos que en 2022.
Por otro lado, MPAC destaca que, aunque decrece dos puntos, el supermercado se mantiene como el formato comercial preferido por las personas consumidoras para realizar sus compras de alimentación y gran consumo (62%).
También baja, y en mayor proporción, la asistencia al hipermercado como lugar preferente de compra, pasando del 18% en 2022 al 12% en 2023. Se mantiene estable la posición de los mercados municipales (6%), aumenta la compra habitual en los pequeños comercios y tiendas especializadas, y, sobre todo, la elección de la compra online, que gana 6 puntos y se sitúa en el 7%.
Reducción en la compra de productos frescos
Otro cambio que MPAC destaca que se ha dado este año primera vez desde que realiza esta encuesta es una reducción en la compra de productos frescos, principalmente pescado, carne, pasta y legumbres, y el consecuente aumento de la adquisición de producto congelado.
Por ejemplo, la carne congelada pasa del 6% en 2022 al 10% este año y el pescado congelado del 29% al 36%. En el caso de las pastas y las legumbres destaca el incremento de 10 puntos en la categoría de 'Conservas/Otros'.
El consumidor exige más información sobre los productos
El estudio también revela que los consumidores siguen exigiendo más información sobre los productos que adquieren. Los elementos que más se valoran en el etiquetado son la fecha de caducidad (66%); la composición (50%); los precios y las ofertas (35%) y en menor medida la información nutricional (25%).
Los encuestados también se muestran a favor de que se haga uso de las nuevas tecnologías y se incluya un código QR que aporte información adicional sobre nutrición (45%), procedencia (36%), conservación del producto (36%) y calidad y certificación de la misma (21%).
La inflación afecta los hábitos saludables
La encuesta también revela que, aunque el consumidor es consciente de la importancia de unos buenos hábitos de alimentación, ya que aumenta la población que considera que sus hábitos son saludables (68% frente al 66% de 2022), se nota un ligero descenso de los que reconocen no tenerlos (7% frente al 12%).
Este descenso viene ligado nuevamente, afirma MPAC, al incremento de los precios, puesto que el 34% de los encuestados considera que el impacto de la inflación ha hecho no poder adquirir alimentos que considera saludables.
La responsabilidad del consumidor y la sostenibilidad
Por último, pesar de que en la presentación de los resultados de la encuesta se destacó que la sostenibilidad ha perdido peso frente a al precio o la calidad del producto, la tendencia sigue siendo hacia un consumo "más verde".
Según los datos recabados en este estudio, el consumidor medio en España apuesta por un consumo sostenible y respetuoso con el planeta, una actitud que valora también en las empresas.
El 50% de los encuestados valora positivamente este aspecto a la hora de comprar un alimento. Se mantienen los factores que influyen a la hora de decidir la compra desde un punto de vista sostenible como, por ejemplo, saber la procedencia del producto (24%) y cómo se ha producido (18%).
También se valoran otros aspectos como el compromiso con el medio ambiente, que aumenta considerablemente, alcanzando casi el 26%, 10 puntos por encima que en 2022, o que el fabricante sea respetuoso con el bienestar animal (17%).
En este sentido, en la presentación, el presidente del Consejo Económico y Social (CES), Antón Costas, hacía mención del papel que juegan los ciudadanos en "orientar un cambio" a través del consumo para hacer frente a los desafíos como el cambio climático.
La directora general de Consumo, Bibiana Medialdea, de su lado, ha hecho énfasis en la responsabilidad institucional que tienen las empresas y los Gobiernos para desarrollar "políticas públicas, que tengan capacidad de influir en el marco en el que las personas consumidoras toman sus decisiones".
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