Si bien la contaminación del aire, la auditiva y hasta la contaminación visual de una ciudad se pueden mensurar, con los olores no es tan fácil. Por eso es interesante el proyecto de D-Noses.
"El olor es muy difícil de medir y desde D-Noses, este proyecto de ciencia ciudadana, buscamos involucrar a la gente afectada por malos olores para que puedan recoger evidencias y proponer soluciones a las entidades emisoras", explica Lucía Errandonea en el video que acompaña esta nota.
Desde hace unos años, el observatorio internacional de olores D-noses se ha fijado, especialmente, en la zona del Fórum, donde podemos encontrar instalada una planta de tratamiento de residuos y una depuradora de aguas cubierta con una de las capacidades más grandes de Cataluña (concretamente para 3 millones de habitantes).
Este proyecto de ciencia ciudadana llega a la gente a través de una aplicación (OdourCollect - https://odourcollect.eu/) que permite informar de malos olores y su intensidad para ir trazando un mapa “de calor”. En la captura de pantalla de esta app se ve claramente que la zona de Barcelona es -por lejos- la que más reportes de malos olores presenta.
El olor proveniente de esta zona de la ciudad se expande por todos los barrios causando un olor a aguas residuales o lodo especialmente en determinadas horas del día y condiciones meteorológicas. La preocupación, sobre todo de los vecinos de la zona, ha formado parte de una lucha constante entre vecinos e instituciones durante años.
Si bien es cierto que en 2016 el Ayuntamiento de Barcelona encargó un estudio odorífero, el tema ha quedado aparcado, hasta que en 2019-2020 D-noses empezó su prueba piloto con una app que permite identificar los olores de la ciudad. Voluntarios de toda la ciudad participaron en esta prueba hecha en el Museu Blau y ahora, y en definitiva, solo falta que el ayuntamiento mueva ficha en esta odisea provocada por la contaminación de olores en la zona del Fórum y en toda la ciudad.
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