Alissa Rosseter y Bruce Anderson ya tenían experiencia gestionando escuelas de pintura antes de abrir Arte Bar. Fueron dueños de una escuela de arte en Estados Unidos durante once años. “En ese momento, el negocio de las clases de pintura y vino ya era popular, pero nunca asistimos a ninguna” explica Bruce.
Más tarde, la pareja se mudó a Europa, donde continuaron dirigiendo escuelas de arte, primero en Francia y luego en Girona. Después, llegó la idea de Arte Bar. “En 2017 decidimos hacer algo diferente. En ese momento Barcelona no tenía nada parecido a las clases de pintura y vino, así que decidimos abrir Arte Bar”.
“El concepto se ha mantenido igual desde que abrimos nuestras puertas: clases de pintura y vino” nos cuenta Bruce cuando le preguntamos cómo ha ido evolucionando el negocio. “Creemos que es mejor ofrecer una sola cosa muy buena que ofrecer muchas cosas no tan buenas”.
Cuando le preguntamos por el perfil de cliente, Bruce nos aclara que: “No tenemos un perfil de cliente habitual. Asiste gente desde los 19 años hasta los 80, tanto hombres como mujeres. Nuestros clientes suelen ser personas que buscan hacer algo diferente. Un sitio donde relajarse, desconectar y ser creativos mientras disfrutan de vino o cerveza”.
“Estamos abiertos 6 días a la semana” continúa Bruce. “Cerramos los lunes a no ser que sea para dar una clase privada (por un cumpleaños, aniversario, o simplemente porque un grupo quiere una clase para ellos solos). También hacemos eventos de team building corporativos. Ahora mismo, estamos reservados con 3 ó 4 semanas de antelación”.
A pesar de su éxito, reflejado en las reservas, no todo fue fácil para Arte Bar. “La pandemia fue muy dura. Cerramos de marzo a julio. Volvimos a cerrar en noviembre y de diciembre a febrero. Ahora estamos abiertos al 50% de capacidad seis días a la semana”.
Bruce y Alissa encontraron la forma de que su negocio funcionara incluso estando cerrados. “Ofrecíamos pequeños kits de arte que se podían comprar en nuestra web desde cualquier parte de España. Hacíamos 3 clases online a la semana. Entre 60 y 80 hogares se conectaban a cada una, desde cualquier parte del mundo.”
Las clases online continuaron incluso después de que el estudio volviera a abrir sus puertas. “Comenzamos a ofrecerlas una vez al mes debido a la alta demanda. Aunque ahora mismo no las estamos ofreciendo, esperamos volver a hacerlo pronto”.
Una clase presencial en Arte Bar cuesta € 32 e incluye tanto los materiales como el vino, la cerveza y el aperitivo. Aunque no sabemos qué depara el futuro, estamos seguros de que los dueños de este local sabrán cómo afrontar cualquier situación, ayudándonos a estimular nuestra creatividad en el proceso.
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