Mi contribución fue como uno de los 15 autores principales de un capítulo sobre los océanos, los paisajes helados del mundo y el cambio del nivel del mar, y aquí es donde estamos observando cambios que se han vuelto irreversibles durante siglos, e incluso milenios.
En general, el mundo es ahora 1,09 ? más cálido que durante el periodo comprendido entre 1850 y 1900. La evaluación muestra que la superficie del océano se ha calentado un poco menos, alrededor de 0,9 ? como promedio global, que la superficie terrestre desde 1850, pero alrededor de dos tercios del calentamiento del océano ha tenido lugar durante los últimos 50 años.
Llegamos a la conclusión de que es virtualmente seguro que el contenido térmico del océano siga aumentando durante el resto del siglo actual, y que probablemente continuará hasta al menos el año 2300, incluso en escenarios de bajas emisiones.
También concluimos que las emisiones de dióxido de carbono son el principal motor de la acidificación en el océano abierto y que ésta ha aumentado más rápidamente que en cualquier otro momento en al menos 26 000 años.
También podemos afirmar con alta confianza que los niveles de oxígeno han disminuido en muchas regiones oceánicas desde mediados del siglo XX y que las olas de calor marinas han duplicado su frecuencia desde 1980, haciéndose también más largas e intensas.
Las emisiones de gases de efecto invernadero del pasado, desde 1750, significan que estamos comprometidos con el futuro calentamiento de los océanos a lo largo de este siglo. El ritmo del cambio depende de nuestras futuras emisiones, pero el proceso en sí es ya irreversible en escalas de tiempo de centenarias a milenarias.
Pérdida de hielo en la Antártida
Todo este calor es una mala noticia para la zona en la que trabajo: La Antártida. Con un océano que se calienta, la capa de hielo de la Antártida queda vulnerable al derretimiento porque gran parte de ella descansa en el lecho de roca por debajo del nivel del mar.
Cuando el océano se calienta y la capa de hielo se derrite, el nivel del mar sube en todo el mundo. Estamos convencidos de que la pérdida de hielo de la Antártida Occidental en las últimas décadas ha superado el aumento de la masa de nieve. También estamos seguros de que esta pérdida se ha debido en gran medida al aumento de la fusión del hielo por debajo del nivel del mar, impulsado por el calentamiento del agua del océano.
Este derretimiento ha permitido la aceleración y el adelgazamiento del hielo en tierra, y esto es lo que contribuye al aumento del nivel del mar. Al otro lado del mundo, la capa de hielo de Groenlandia también ha perdido masa en las últimas décadas, pero en Groenlandia esto se debe principalmente a un aire más cálido, en lugar de al calentamiento del agua del océano.
Es virtualmente seguro que el deshielo de las dos grandes capas de hielo, en Groenlandia y en la Antártida, así como en los muchos miles de glaciares de todo el mundo, seguirá elevando el nivel del mar a nivel global durante el resto del siglo actual.
Para 2100, prevemos que el aumento medio del mar en todo el mundo se sitúe entre 0,4 m (para el escenario de emisiones más bajo, en el que las emisiones de CO? tendrían que reducirse a cero neto para 2050) y 0,8 m (para el escenario de emisiones más alto) por encima de la media de 1995-2014. La altura de los mares en este siglo depende claramente de la cantidad y la rapidez con que consigamos reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
El momento de actuar es ahora
Hay procesos en juego que todavía no podemos captar plenamente en los modelos informáticos, sobre todo porque tienen lugar en períodos de tiempo más largos de los que disponemos de observaciones directas (por satélite). En la Antártida, algunos de estos procesos inciertos podrían acelerar en gran medida la pérdida de hielo y añadir potencialmente un metro al nivel del mar previsto para 2100.
No se sabe si este escenario se cumple o no, pero lo que está cada vez más fuera de duda es que el nivel medio del mar seguirá subiendo durante los próximos siglos. La magnitud de esto depende en gran medida de que seamos capaces de reducir colectivamente las emisiones de gases de efecto invernadero ahora mismo.
Las actualizaciones científicas de nuestro capítulo del IE6 coinciden con las de las evaluaciones anteriores. Esto es alentador, ya que cada informe de evaluación aporta nuevos autores con conocimientos diferentes. El hecho de que las conclusiones científicas sigan siendo coherentes refleja el abrumador acuerdo existente en la comunidad científica mundial.
Para nuestro capítulo, hemos evaluado 1 500 trabajos de investigación, pero en todo el IE6 se han tenido en cuenta más de 14 000 publicaciones, haciendo hincapié en investigaciones recientes que no han sido evaluadas en informes anteriores del IPCC.
El informe ha sido examinado cuidadosamente en cada etapa de su evolución, atrayendo casi 80 000 comentarios individuales de revisión de expertos de todo el mundo. El equipo de autores ha tenido que responder a cada uno de los comentarios, con respuestas escritas y con un cuidadoso seguimiento de los cambios introducidos en el texto.
Lo que cambia con cada evaluación es la claridad de las tendencias que observamos y la creciente urgencia con la que debemos actuar. Aunque algunos aspectos del IE6 son nuevos, el mensaje subyacente sigue siendo el mismo. Cuanto más esperemos, más devastadoras serán las consecuencias.
Nick Golledge, Professor of Glaciology, Te Herenga Waka — Victoria University of Wellington
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.