Y esto es precisamente en lo que indaga la película Snake Eyes: el origen (estreno el 20 de agosto), tercer filme de acción real centrado en la franquicia de muñecos de Hasbro.
Esta producción de Paramount Pictures cuenta con un presupuesto de US$ 88 millones y el protagonismo de Henry Golding, en lugar de Ray Park que interpretó al shinobi en las dos entregas anteriores, que se convierte por primera vez en la figura principal de una gran producción. También supone un gran salto para la española Úrsula Corberó, ya popular a nivel internacional por su interpretación de Tokio en La casa de papel y que aquí se transforma en la temible y aviesa Baronesa. Tras las cámaras se encuentra Robert Schwentke, un director no demasiado conocido pero que ya ha estado detrás de algún éxito de Hollywood como RED o La serie Divergente: Insurgente.
Anteriormente, en 2009 y 2013, ya se estrenaron dos películas de acción real basadas en las exitosas figuras de Hasbro. La primera G.I. Joe: The Rise of Cobra contó con un presupuesto de US$ 175 millones, nombres como los de Dennis Quaid, Christopher Eccleston y Sienna Miller como parte del plantel protagonista. Además del ya mentado Ray Park, actor y artista marcial que alcanzó la fama como Darth Maul, para ser el mudo Snake Eyes. Como director estaba el otrora popular Stephen Sommers, nombre tras las exitosas producciones de La momia.
El regreso de la momia
Aunque la recaudación duplicó la apuesta, con un total de 302´5 millones de dólares, no hubo aplauso de la crítica y tampoco de los aficionados. Esto llevó a un cambio de rumbo en su secuela, G.I. Joe: La venganza, que introdujo a Dwayne Johnson como protagonista y a Bruce Willis para dar vida al general Joe Colton, es decir al G.I. Joe original en lo que fue un guiño directo a los fans. Con todo, el presupuesto fue menor, bajó a 132 millones de dólares, y logró hacerse con 375´5 millones de dólares; pero una vez más falló en lograr convencer a los profesionales y a los seguidores.
Hay que decir que, por otro lado, el listón es realmente alto, ya que se habla de una franquicia que llegó a las tiendas en 1964, en base a un concepto original de Stanley Weston (que vendió a la juguetera por US$ 100.000), y que gozó de vida hasta finales de la década de 1970 cuando se canceló debido a la crisis del petróleo, entre otros motivos. Pero además es que esto fue un hito a nivel mundial, antes de su aparición el concepto de “figura de acción” (action figure) no existía, hubo que crearlo para poder diferenciarlo de las “muñecas” (dolls) y más en concreto de la todopoderosa Barbie de Mattel (G.I. Joe tenía una altura parecida, 30 centímetros, y accesorios, como ella, pero contaba a su favor con un gran número de puntos de articulación).
Antes de su cancelación su éxito fue mundial, aunque no siempre con su propio nombre ya que en España se licenciaron como los Geyperman de Geyper y en Inglaterra como los Action Man de Palitoy, pero no puede compararse a lo que estaba por venir. En 1982 Hasbro resucitó la marca pero con un buen lavado de cara, redujo el tamaño de los muñecos para igualarlos a los 9,5 centímetros que tenían los de Star Wars de Kenner, les dotó de un aire más aventurero y fantástico, y creó a su gran enemigo, los Cobra (o Cupra, para algunos), y las ventas alcanzaron cotas jamás soñadas.
En 1985 fue considerado por las revistas Toy & Lamp y Hobby World como el juguete americano más vendido. Además, contó con su propia serie de animación y también con una línea específica de cómics, guionizada por Larry Hama, escritor que en entrevista en el libro De Spider-Man a G.I. Joe: la acción hecha figura reconoce que jamás pensó que estos muñecos llegarían a ser tan populares, además de decir que Snake Eyes (por supuesto) es uno de sus personajes predilectos.
Este éxito duró hasta mediados de la década de 1990, y si bien los G.I. Joe nunca han llegado a desaparecer del todo gracias a las diferentes colecciones, y merchandising vario, su gran época quedó en el pasado y en los recuerdos de toda una generación de niños que hoy ya son adultos. Los mismos que acudirán en masa el 20 de agosto a ver esta tercera película de acción real, quizá sea cierto eso de que “a la tercera va la vencida”.
Y si no, al menos habrá servido de excusa para que Hasbro lance una nueva colección de figuras de acción al mercado.