¿Cómo nos movemos en las ciudades? La integración de la movilidad y el transporte público, si se considera como un “modo de transporte diferente e híbrido” y como una sola cadena de viaje, puede considerarse un modo de transporte sostenible en el que las ventajas de ambos modos pueden complementarse entre sí. Pero para que se produzca este cambio, es importante que las autoridades públicas se asocien con el sector privado y tengan al usuario en el centro de la movilidad.
En la mesa redonda presentada por Clara Sánchez-Castro y un debate moderado por Francesc Robusté Antón, profesor de la Universidad Politécnica de Catalunya, ha abierto un hilo de reflexiones en los que han participado personalidades como: Laia Bonet Rull, concejala de movilidad, Timo Buetefisch, CEO de Cooltra, Conchita Pedrós, ingeniera de operaciones de la línea L9 de metro, entre otros.
El debate central giraba entorno a la micro movilidad. Una tendencia y un gran escaparate hacia el mundo. Ha provocado grandes cambios en nuestras ciudades, pero, ¿cómo se está llevando a cabo con el transporte público?
El objetivo es llegar a 2050 con un entorno en el que la movilidad se haya convertido en un término sostenible y no contaminante. Se quiere conseguir llegar a un status quo en un período que, ahora mismo, gira entorno a la electro-movilidad y los vehículos autónomos: dos buenas reflexiones: una más a corto plazo, la otra a más a largo plazo.
Para conseguir llegar a este objetivo se quiere alcanzar a un pico en el que el reto sea conseguir un semáforo verde. Esto implica una tercera revolución y conseguir que la ciudadanía comparta el vehículo y se imponga el “sharing”. Si esta tendencia nos hace cambiar, habremos conseguido un reto histórico.
El futuro de la movilidad pasa por seguir confiando en estos criterios. Lo que sabemos seguro es que no va venir ni la movilidad voladora ni subterránea. Pero después del patinete eléctrico, ¿qué es lo siguiente que va a venir?
El principal objetivo es unificar todo tipo de transportes en una cadena única. Conchita Pedrós, Responsable de Explotación en CEAL9, consideraba que lo mejor es “darle facilidades al cliente con un sistema único que todo fluya y no haya impedimentos”. En la mesa redonda se discutió sobre la posibilidad de los pros y contras, y todos estaban de acuerdo en que todo era bueno, con una única dificultad: saber cómo gestionarlo.
La solución: hacerlo todo más fácil, más sutil con una buena integración entre el transporte público y la movilidad privada.
Otra de las propuestas planteadas es la idea de mejorar el aire que respiramos. Reducir la congestión de los vehículos privados y una de las propuestas es hacerlo con los vehículos compartidos, ya que lo reducen. El CEO de Cooltra, Timo Buetefisch, argumentaba la importancia de focalizar los esfuerzos en ese frente: “Para mi, el sistema es una realidad. Solo con nuestras motos se realizan unos 5.000 - 6.000 viajes al día con los demás operadores se alcanzan los 12.000 y 13.000. Esto es ya nuestro día a día en el que empiezan a utilizarlo un colectivo de todo tipo de edades.”
Cooltra cuenta con una presencia en 6 países distintos, con una flota de más de 16.000 vehículos con 400 empleados. Es, sin duda, la mayor flota de transporte eléctrico en Europa y fue en la ciudad de Barcelona el primer motosharing con 250 unidades.
Los estudios de la micro-movilidad promueven que un 70% quieren utilizar más el transporte público. Una cifra que indica que vamos hacia la reducción en la movilidad del vehículo privado. Timo considera que al ser la suya, una empresa que opera en el espacio público, “lo ideal sería poder gestionar sus servicios de una forma adecuada con la administración pública”.
En referencia a la variedad de transportes sostenibles, es todavía conflictivo el uso del patiene eléctrico. Buetefisch, considera que: “el patinete eléctrico ha creado muchos problemas. Con las motos es mas fácil ya que por ejemplo hay sitios habilitados para aparcar, no generan tanta controversia”. De modo que desde la entidad privada de Cooltra solicitan: “una buena regulación y seguridad jurídica para los operadores de este negocio. En Roma, Madrid o París la flota de motocicletas es mucho más grande y no existen tantas restricciones”.
El reto es conseguir organizar la vida al cliente de forma sostenible. Se puede conseguir a través de la tecnología con una evolución ordenada y sencilla. La voluntad real es integrar más plataformas público-privadas para todo aquel usuario que lo necesite. Un ejemplo de ello es la plataforma “Free Now” una plataforma que unifica varios servicios de movilidad al mismo tiempo, con un ahorro de tiempo, dinero y accesibilidad.
Otra de las claves propuestas en la mesa, fue el argumento de Laia Bonet, concejala de movilidad, con la propuesta para: “la disposición de los ciudadanos a ceder espacio para el transporte público”. Bonet, solicitaba cambios: “No solo en la tecnología, hay que conseguir transformar la cadena de transporte y aplicar cambios modales y cambios sustanciales”.
Los Ferrocarrils de la Generalitat apostaban por: “un puerta a puerta sostenible. Líneas eléctricas fomentando el uso de la movilidad compartida”. El reto es conseguir animar a los usuarios a conseguir el civismo de los ciudadanos: “apostamos por proveer aparcamiento y espacio seguro para bicicletas y conseguir que este espacio sea sostenible”.
La propuesta de unión es conseguir una inter movilidad sostenible con un modelo híbrido pensado y desarrollado en modos de transporte. Pero este cambio no se puede entender sin tener en cuenta el transporte público más grande, el tren o autobús: “Generan una respuesta masiva”. El transporte público colectivo es la base de la movilidad. Ofrece una alta capacidad de transporte, largas distancias, siendo sostenible y accesible.
Desde la concejalía de movilidad destacan que, “la movilidad sostenible ha de sercomplementaria, con una cobertura territorial, y que pueda complementar esas franjas horarias en horas punta”. Aunque atacan al criterio de micro-movilidad quieren conseguir esa unión a caballo entre lo público-privado: “Nunca la micro-movilidad podrá ser una alternativa al transporte público colectivo. Es menos eficiente en términos de capacidad, genera problemas de estacionamiento, genera mayores riesgos en términos de siniestralidad y no es accesible para todos los públicos. No es una alternativa, es un complemento”.
Dichos servicios han ofrecido numerosos beneficios, pero siguen generando externalidades negativas. En el debate que se alargó durante 1 hora se concluyó que la ciudad de Barcelona necesita orden en esta micro-movilidad: “Orden, regulación y seguridad jurídica”.
Otro concepto interesante que se trató fue el de “primera y última milla”. La voluntad es poder facilitar la comodidad al usuario y que este pueda moverse de un lado a otro, desde la puerta de su casa hasta su destino con una accesibilidad y diversidad de transporte. De esta forma se fomentará el uso de transporte compartido sin la necesidad de recurrir al transporte privado.
En una ciudad como Barcelona, se quiere garantizar que esas transformaciones sean a la velocidad adecuada para que se haga de forma ordenada. Desde la administración de la concejalía de movilidad confirmaban que están trabajando en ello: “Estamos construyendo una experiencia con propuestas como las de: bicing 7.000 licencias, 2.800 de sharing… las estaciones de bicing ya esta ubicadas para facilitar esta movilidad y generar más espacio para la vía pública y necesitaremos seguro, consensuar nuevos espacios de aparcamiento en centros comerciales, colegios, estaciones de servicio público”.
Las empresas se están dando cuenta, en el tema de movilidad, que la concepción de la gente está cambiando. Ahora la gente prioriza tener un buen móvil antes que un vehículo. Mirando el móvil descubren que tienen acceso a numerosas posibilidades para desplazarse de un sitio a otro y se pueden desprender de su vehículo privado.