El hotel era pequeño y sencillo y se llamaba Altair. Tenía 60 habitaciones y quedaba en Son Armadams, coqueto y arbolado barrio de Palma de Mallorca. En 1956, lo alquiló Gabriel Escarrer Juliá, un joven de 21 años que hablaba inglés y francés, intereses curiosos para un mallorquín de la época, del interior de la isla, miembro de una familia humilde. Su esposa, Ana María, trabajaba codo a codo junto a él. Ambos dirigían, atendían la recepción, servían, hacían las compras, las relaciones públicas.
Así nació la cadena hotelera Meliá, que en 2021 cumple 65 años, una empresa familiar precursora del turismo de masas en España, el llamado y célebre “boom turístico” que transformó a las Islas Baleares para siempre.
“El liderazgo de Escarrer Juliá es un liderazgo por el ejemplo, basado en valores que siempre ha compartido y ha exigido de sus equipos, acompañado de un tesón, constancia y dedicación extraordinarias. Empezó de la nada, sin experiencia en el campo hotelero, sin recursos financieros propios, y sin haber podido ir a la universidad, pero aprovecho la formación que tuvo al máximo, y cada oportunidad que la vida le ofreció, para crear un emporio turístico y marcar el camino del desarrollo hotelero sostenible tras sus primeras experiencias en Bali, en los años 80’s. Para él, las personas son el principal activo de su compañía”, dice María Umbert Cantalapiedra, Directora de Comunicación Corporativa del Grupo.
“Meliá es una escuela, es un ejemplo de formación de profesionales y directivos de alto nivel. Escarrer empezó de una forma incipiente, se labró un futuro y ahora su empresa tiene una estructura envidiable. Meliá es la primera cadena española y una de las más importantes del mundo. Es un orgullo para España”, considera Juan Molas, presidente de la Mesa del Turismo de España.
A lo largo del tiempo varios hitos marcan la historia de la hotelera, que hoy cuenta con 367 hoteles -más de 90.000 habitaciones- en 45 países con el modelo vacacional de ocio, sol y playa como predominante.
La consolidación en España abrió el mercado europeo y fue pionera en el Caribe cuando en 1990 se convirtió en la primera cadena internacional en firmar un contrato para gestionar un hotel en Cuba. El vínculo con la región fue clave y fructífero. Se expandió en casi todos los países con complejos en Jamaica, República Dominicana y México, entre otros. Una relación que perdura hasta hoy, estrecha y cercana. Por eso Escarrer Juliá asistió al funeral de Fidel Castro en 2016.
“En México, cadenas como Meliá son muy importantes. Entre las mallorquinas hay similitudes y se diferencian en calidad, precio y en diferentes formas de trabajar y comercializar. La peculiaridad es que tienen sus mercados propios. Su comercialización y penetración en el mercado del turismo doméstico es importante pero todavía puede ser más creciente”, considera Armando Bojórquez, líder del Grupo Bojórquez y miembro de una familia pionera en el desarrollo turístico del caribe mexicano.
Poco a poco, con el crecimiento sostenido, la diversificación de mercados y el volumen de la inversión sumó otro logro en 1996. Se convirtió en la primera cadena hotelera de Europa que cotizó en Bolsa.
El relevo generacional
Desde los años 90, dos de los hijos del fundador, Gabriel y Sebastián, trabajan en la compañía. Ambos, con estudios en finanzas y gestión de empresas en Estados Unidos, se hicieron cargo de la empresa en 2012 y, a partir de 2016, Gabriel Escarrer Jaume lidera la compañía y la expansión en Asia.
“Escarrer Jaume combina su pasión por la industria turística con una amplia formación académica y financiera. Su liderazgo se puso a prueba ante las dos grandes crisis recientes, la gran crisis financiera de 2008 y la pandemia del Covid, que supo gestionar con responsabilidad y una acertada estrategia, así como apoyándose en un equipo competente, comprometido y muy cohesionado”, señala Umbert Cantalapiedra.
Acorde con el rumbo de las grandes compañías, Meliá ha puesto el foco en la innovación, el servicio personalizado y la sostenibilidad. “En los últimos años, nuestro nivel de digitalización y nuestras marcas hoteleras, dirigidas a las diferentes tipologías de cliente, incluyendo los nuevos segmentos emergentes de viajeros, nos permiten conocer a nuestros clientes y anticiparnos a sus necesidades y expectativas, obteniendo un altísimo nivel de satisfacción”, agrega Umbert Cantalapiedra.
“Fue muy importante la inversión en tecnología que ha hecho Meliá. Incluso es un ejemplo para las otras cadenas. Es líder en posicionamiento, expansión, marca y producto”, opina Molas.
En enero de 2020, en una de sus últimas apariciones públicas, el fundador de Meliá le entregó a su hijo el Premio a la Personalidad Turística 2019 en Fitur, la feria de turismo de Madrid. “Ha demostrado a lo largo de toda su trayectoria una gran profesionalidad y por merecimiento propio ocupa el lugar que le corresponde y lo hace muy bien”, consideró.