El objetivo de este trabajo es subrayar las dificultades que afrontan los profesionales sénior a la hora de competir en el mercado laboral y que pueden llevarles a optar por la vía subsidio hasta llegar a la edad de jubilación. Un escenario en el que resulta necesario apostar por políticas activas de empleo que favorezcan su recualificación y conexión con los nichos de empleo emergentes.
No en vano, asistimos a una sociedad en récord de envejecimiento en la que se observa una paradoja: aunque el talento sénior es clave para la competitividad empresarial y el desarrollo económico, el número de personas mayores de 50 años que acceden a subsidios por desempleo no deja de incrementarse. Esta realidad plantea el riesgo de que dichos subsidios se cronifiquen y terminen convirtiéndose en una transición precaria hacia la jubilación, desaprovechando así un capital humano imprescindible.
Por otra parte, como novedad, en esta edición el informe pone foco en una dimensión menos explorada pero igualmente significativa: el impacto emocional que tiene el desempleo prolongado en la identidad y sentido de propósito de las personas sénior.
“Tenemos plenamente constatado que el desempleo de larga duración, tan habitual entre las personas sénior, puede erosionar su identidad, autoestima y sentido de propósito. Para muchas de ellas, la pérdida prolongada de trabajo genera sentimientos de inutilidad, aislamiento e incluso culpa, en una etapa vital donde aún se tiene mucho que aportar. Es por ello que en este análisis hemos querido mirar más allá de las cifras habituales para acercarnos a la experiencia interior de las personas sénior, con la intención de comprender cómo viven esta etapa y qué apoyos serían necesarios para que vuelvan a mirar al futuro con esperanza”, explica Begoña Bravo, directora de Inclusión de la Fundación Adecco.