Los estudios realizados en Latinoamérica, así como en Estados Unidos y Europa, destacan similitudes significativas en el perfil y las responsabilidades de los cuidadores informales. En todos los contextos, las mujeres predominan como cuidadoras, asumiendo tareas esenciales y complejas sin recibir formación profesional ni una remuneración económica. La mayoría de estos cuidadores son familiares cercanos. El documento revela la necesidad de apoyo y reconocimiento para estas personas que desempeñan un papel crucial en el bienestar de los pacientes y que se vuelven importantes para lograr que los pacientes recuperen su salud.
Además, el informe pone el foco en la salud mental de los cuidadores, una dimensión crucial que merece atención y apoyo urgente. El rol de cuidar, aunque gratificante, conlleva un peso significativo sobre la salud emocional y psicológica de estas personas. De forma general, estudios revelan que están expuestos a altos niveles de depresión y ansiedad. Esta carga se agrava en contextos donde las estructuras de apoyo son insuficientes, y la tendencia cultural de cuidar a los mayores en casa sin remuneración añade un mayor sacrificio personal.
Para proteger la salud mental de los cuidadores, es esencial que los gobiernos, las organizaciones de la sociedad civil y las empresas implementen medidas de apoyo efectivas.
Iniciativas como la estrategia nacional de EE.UU. ofrecen un modelo a seguir, proponiendo acceso a servicios de salud mental, formación especializada y apoyo financiero.
“La cuestión de los cuidadores familiares es un problema de salud pública en sí mismo. Por ello, es urgente reconocer su relevancia en la vida del paciente en tratamiento. Cuidar a los cuidadores no solo mejora su bienestar, sino también la sostenibilidad del sistema de salud en una sociedad que envejece rápidamente y donde las demandas de atención seguirán aumentando”, asegura Gina Rosell, Socia y Directora Senior de Healthcare de LLYC en Europa.
En el informe LLYC presenta tres claves para velar por los cuidadores y asegurar adherencia a tratamientos, mejorar la calidad de vida y contribuir con un sistema sostenible de salud:
1. Acceso a datos de necesidades de pacientes y cuidadores e impulso de políticas públicas. Gobiernos, empresas y organizaciones deben comprender las necesidades de los pacientes y el impacto de las enfermedades en las familias. El análisis de grandes volúmenes de datos facilita conocer el número de cuidadores y los desafíos que enfrentan, permitiendo colaborar en políticas públicas para reconocer su valor y establecer programas de apoyo.
2. Programas de apoyo a cuidadores. Algunas empresas del sector salud ofrecen apoyo a pacientes, pero no incluyen proyectos que mejoren el proceso de salud y enfermedad, como cursos sobre cuidados paliativos y formas de contribuir a una recuperación más rápida del paciente. Se necesita una colaboración público-privada.
3. Poca conversación y sensibilización sobre el tema. Se deben ampliar programas de formación y abrir campañas de comunicación. Esto puede aumentar la sensibilización, impulsar políticas públicas, integrar a los cuidadores en los sistemas de salud y reconocer su contribución crucial en la recuperación de los pacientes y la reducción del impacto en la vida familiar y productiva.