Según datos del marketplace inmobiliario Idealista, esas consecuencias son:
- Una relevante reducción de la oferta.
- Un impacto casi nulo en las bajadas de precio, que se ha reducido de forma similar en los grandes mercados.
Poniéndolo en datos fríos: el número de viviendas que se ofertan en Idealista en alquiler en la ciudad de Barcelona a comienzos de septiembre (alrededor de 10.900) se ha reducido un 42% frente al parque disponible un año antes.
En tanto, mientras en Madrid los precios de los alquileres se reducían 9,3%, en Barcelona lo hicieron 8,2%, principalmente por las restricciones al movimiento y llegada de personas generadas por la COVID-19.
“Las viviendas en alquiler disponibles se han reducido en los últimos meses en todos los grandes mercados, pero en ningún sitio esa reducción ha alcanzado los niveles de la capital catalana. En la ciudad de Madrid, cuyo mercado es el que más similitudes tiene con el barcelonés y que también duplicó su oferta en 2020, el stock actual es un 22% más bajo que hace un año, pero todavía es un 62% más elevado que al cierre del verano de 2019”, amplía el portal.
En síntesis, Francisco Iñareta, portavoz de Idealista, resume: “los datos son tozudos: la ley catalana de control del precio del alquiler no ha funcionado como se esperaba. Por un lado, los precios han caído pero como en otros mercados. Por otro, los futuros inquilinos tienen ahora un mercado mucho más reducido lo que dificultará aún más el acceso a una vivienda en alquiler. La manera de garantizar alquiler asequible es ampliando el parque de viviendas, como se vio en la primavera y el verano de 2020, cuando la oferta creció de tal forma que impactó de forma inmediata en los precios de las grandes ciudades, que cayeron con fuerza”.