LA COVID-19 dejó de ser solo una catástrofe sanitaria hace muchos meses, sus daños colaterales se multiplican como la onda expansiva de un arma nuclear, dañando cada vez a más trabajadores. En el caso de las más de 500 familias -sólo en Barcelona- de feriantes, muchos de ellos debieron reinventarse: “nos pusimos a trabajar de camioneros aprovechando los vehículos que teníamos y en fábricas” le cuenta a InfoNegocios Barcelona el presidente del Gremio de Feriantes de Barcelona y Provincia, Marcos Orús y agrega “el estado de alarma comenzó en marzo de 2020, pero lo último que habíamos facturado había sido en Navidad de ese año”.
Una ayuda insuficiente
Hasta el momento, los feriantes solo han recibido la ayuda destinada a paliar la pérdida de rentas de los autónomos, una ayuda económica de carácter social que fue bien recibida, pero insuficiente y “los que no han podido acogerse han acudido a Cáritas o la asistenta social”. “Estamos pendientes de cobrar una ayuda de € 6.000 que debería ser pronto” explica el presidente del Gremio a este medio.
Para entender un poco lo insuficiente de la ayuda, no solo piden tener en cuenta el año y medio sin ingresos del sector, sino que además los feriantes han tenido que seguir asumiendo todos los gastos fijos propios de la actividad: seguros de las atracciones, revisiones para certificar la seguridad, alquiler de las naves donde guardan los vehículos y los impuestos de circulación. “Además, muchos de nosotros estamos pagando hipotecas por los juegos que hemos comprado” afirma Orús a InfoNegocios Barcelona. Por todo esto, el gremio pide una rebaja del IVA del 21% al 10%.
De generación en generación
Solo en la zona de Barcelona, se estima que hay unas 500 familias que dependen de las ferias itinerantes (aunque agrupadas en diferentes gremios) y en Cataluña el número ascendería a 2.500. En muchísimos casos, “ser feriante” es una herencia familiar, algunas atracciones están regentadas por la cuarta o quinta generación. “No solo es un negocio", esgrime Orús.
“Si no fuera por la quinta ola, la historia sería diferente, pero bueno, al menos estamos volviendo poco a poco. Es un año de transición, casi no hay turismo y falta la alegría típica de la gente” grafica con cierta tristeza el presidente del Gremio de Feriantes de Barcelona y Provincia durante la charla con InfoNegocios Barcelona.
Medidas
Hace apenas unos meses se elaboró un protocolo de buenas prácticas para la actividad, que cuenta con el visto bueno de la Federación Española de Municipios y Provincias y del Ministerio de Sanidad (además de haber sido elaborado con la colaboración de la Unión de Industriales Feriantes). Todas las partes entienden que urge la reactivación profesional, segura y paulatina de los feriantes, y por eso los trabajadores aseguraron que se están ajustando al reglamento para lograr salir de la pésima situación en que se encuentran. “Nos ha costado mucho arrancar este año, a partir de mayo/junio pudimos empezar a hacer ferias, empezamos a reactivarnos de a poco” sostiene Orús que mientras brindaba la entrevista, ponía a punto sus autos chocones, porque las atracciones de feria vuelven a la Fiesta Mayor de Gracia del día 13 al 22 de agosto.
El protocolo establece una limpieza profunda en todo momento. Los asistentes deben lavarse las manos al penetrar en el recinto y siempre que suban a una atracción. Luego, los trabajadores deben desinfectar cada tres horas los asientos y otros elementos de cada atracción, "en especial los que están en contacto con las manos o aquellos que están cerca de la cara", como barras y reposacabezas, especifica el documento. Y por supuesto, una desinfección completa al final de cada jornada.
Además de las medidas sanitarias ya conocidas por todos: el uso de la mascarilla en todo momento, así como el mantenimiento de la distancia de seguridad (se delimita a dos metros en espacios comunes y colas, mientras que se reduce a metro y medio en las atracciones). El documento advierte que el aforo puede incrementarse estrechando la superficie de dos metros y medio a un metro cuadrado por persona si se asignan localidades con antelación y se toman precauciones contra las aglomeraciones.
"Muchas atracciones han colocado mamparas de separación", explica Orús. "Si no es posible, se cubre un asiento y otro no, como en los autos de choque o los caballitos", ejemplifica.
"Es importante que se vaya viendo que las ferias entran en la nueva normalidad, aunque no sean rentables y que la gente se vaya quitando el miedo, queremos que esto haya sido un mal sueño", manifiesta.