A la hora de hacer balance de lo acaecido en 2020 tras el estallido de la pandemia, uno de los sectores más perjudicados por la nueva realidad es la economía colaborativa, en la que la distancia social y el miedo se adueñó de la gente en general y de los compradores de productos de segunda mano en particular.
Con una realidad tan desfavorable, en una actividad que precisa la interacción directa entre personas como la compra-venta de productos segunda mano, las medidas convencionales distan de ser la fórmula que permita que un negocio prospere.
Un claro ejemplo de adaptación lo podemos encontrar en la española Wallapop. La startup pasó de levantar un € 157 en su última ronda de financiación en febrero de 2020 a generar la confianza suficiente en el mercado tras el estallido de una pandemia que obligó a sus usuarios a confinarse.
Confinamiento, limpiezas generales y medidas antiCOVID: un extraño cóctel de oportunidades
En marzo de 2020, cuando comenzó la crisis sanitaria de la COVID-19, Wallapop ya contaba con más de 15 millones de usuarios; pero el inicio del confinamiento supuso un frenazo de su actividad. Es por ello, que según reconocen en la compañía, “quisimos contribuir a limitar la exposición de nuestros usuarios, por lo que el servicio de Envíos quedó desactivado y animamos a nuestra comunidad a cumplir con las medidas establecidas por el Gobierno”.
De esta manera, con la flexibilización del confinamiento, pasado el ecuador de mayo, llegó la hora de retomar la actividad por parte de los usuarios de la firma. Es en este momento, señalan fuentes de la compañía, que el “número de artículos subidos creció un 40% en una semana respecto a las anteriores”, acarreando “un pico de actividad del 50% en comparación con una semana de febrero pre-pandemia”.
Una actividad realmente curiosa que en Wallapop atribuyen a “que muchas personas aprovecharon el confinamiento para identificar aquello que ya no usaban y decidieron darle una segunda vida”.
Un interés en la segunda mano que siguió vivo hasta la época de compras por excelencia del año, el Black Friday, fecha en la que “los envíos aumentaron un 240%” en la plataforma.
Ingresos extra y compras baratas
Este crecimiento vivido por Wallapop tiene también una explicación social clara, y es que la crisis sanitaria desembocó en una económica, lo que conllevó la pérdida del poder adquisitivo de muchas personas –y familias-. Es por ello que la venta de artículos de segunda mano permite generar pequeños ingresos, y su compra da la posibilidad de adquirir productos usados en buen estado y hasta por un 50% del precio original.
Y es que hay gastos que no se pueden evadir, como por ejemplo los propios de un bebé, cuyos accesorios suelen ser caros y dejan de usarse una vez que estos crecen. A esto cabe sumar otro mercado al alza, los vehículos de ocasión o de segunda mano. Actualmente, Wallapop es “la segunda plataforma con mayor volumen de oferta de coches de segunda mano; la primera si se atiende a vendedores particulares”, indica la compañía.
Asimismo, no se puede dejar de lado otro boom, esta vez en los fogones, que contó con el pan como producto estrella. Es por ello que no es extraño ver que “las búsquedas de pequeños electrodomésticos para cocinar, como robots de cocina y batidoras, aumentaron un 66% en la plataforma”, según indican desde la firma. Si bien, estas sorprendentes cifras palidecen ante la categoría estrella, los productos para hacer deporte en casa, cuyas búsquedas se triplicaron durante los meses más duros de la crisis sanitaria.
Hábitos de consumo en la “nueva normalidad" y el papel de los artículos de segunda mano
No cabe duda de que 2020 ha sido un punto de inflexión en nuestros hábitos de consumo debido a la gran alteración que sufrieron nuestras costumbres y los cambios en cómo nos relacionamos con nuestro entorno. Si bien, el interés por la economía circular se ha mantenido estable entre las preferencias de consumo de los usuarios.
En ese sentido, Wallapop llevó a cabo un ambicioso estudio en colaboración con Ipsos, La Red del Cambio. En él se desprende que casi dos tercios de los españoles están dispuestos a evitar productos nuevos, pues, según el propio estudio, “un 73% de los españoles ven la crisis climática tan importante a largo plazo como la de la COVID-19”.
No en vano cada vez son más las personas que se interesan en dar una nueva vida a los productos que poseen, bien reparando estos objetos o vendiéndolos siendo plenamente funcionales para que otros puedan aprovecharlos. Prueba de ello es que “nueve de cada diez españoles ha comprado o vendido productos de segunda mano en alguna ocasión”, según los datos recabados por Wallapop.
Hábitos que, desde la perspectiva de la compañía, invitan al optimismo al prever que la segunda mano seguirá consolidándose como una forma de consumo más consciente y respetuosa con el planeta.
Planes y expectativas para 2021
De cara a este curso, Wallapop destaca que su “objetivo es mejorar la experiencia de su comunidad de usuarios y facilitar aún más la compraventa de artículos de segunda mano”. Fin que pasa por evolucionar la experiencia de ecommerce intermediado, que se basa en su plataforma Wallapop Envíos, al tiempo que siguen desarrollando servicios para pequeñas empresas y emprendedores.