El doctor en nanobioingeniería por la Universidad de Barcelona y el Instituto de Bioingeniería de Cataluña (IBEC), Daniel Esteban-Ferrer, explica que “el software actúa como un macro zoom que permite andar por el interior de las células u órganos mediante la realidad virtual, de forma que podemos observar con cierta facilidad estructuras tridimensionales de manera más sencilla”.
Concretamente, el investigador Esteban-Ferrer ha desarrollado un software por el cual a través de unas gafas de realidad virtual permite visualizar pruebas médicas en 3D. Con esta herramienta se pueden ver con gran resolución imágenes de órganos, células, neuronas, bacterias o virus y analizarlas en todas sus dimensiones para identificar cambios sospechosos y podría llegar a detectar precozmente enfermedades como el cáncer o el Alzheimer.
El software, compatible con la mayoría de gafas de realidad virtual, permite abrir imágenes en superresolución, manipularlas, seleccionar regiones concretas y analizar los fragmentos. Es el que se conoce como ‘spatial computing’ (computación espacial), que permite interactuar con todo el entorno 3D y “proporcionar, por lo tanto, mucha más información simultánea si se compara con las limitaciones de una pantalla plana”, afirma Esteban-Ferrer.
“Podemos ver lo que verías en un microscopio mucho más grande, y verlo como si estuvieras ahí dentro, entrar dentro de la célula, un órgano, de la bacteria, del bicho… es como si entraras dentro del cuerpo. Lo ves como si estuvieras ahí”, nos aclara amablemente Daniel por teléfono.
Así, el software, basado en algoritmos de inteligencia artificial, “puede detectar cambios en las estructuras celulares que pueden pasar desapercibidos en el ojo humano y, por lo tanto, se podrían detectar precozmente enfermedades como el cáncer”, asegura el investigador. El proyecto se encuentra actualmente en fase de prueba de concepto, un proceso que se alargará cerca de medio año. En este sentido, el investigador espera que “pronto se puedan hacer pruebas en entornos reales como hospitales o laboratorios”.
A nivel de financiación, el proyecto ha recibido el apoyo de ACCIÓ -la agencia para la competitividad de la empresa del Departament d’Empresa y Treball de la Generalitat de Catalunya- a través del programa TECNIOspring Plus, que promueve la incorporación de talento experimentado a las empresas y agentes de R+D. Del mismo modo, la ayuda para el proyecto de investigación se enmarca en la colaboración del investigador catalán con la empresa Visyon (Grupo Mediapro), especializada en contenido de realidad virtual y realidad aumentada, que ha facilitado la estancia de 12 meses en la Universidad de Cambridge para el desarrollo e investigación del proyecto, que ha supuesto para el investigador la posibilidad “de poder publicar en una revista de muy alto impacto como es ‘Nature’, acceder a muchos datos de microscópicos de altísima resolución y estar rodeado de mucha gente muy válida que te da inputs y feedback muy relevantes para la investigación”.
Asimismo, Daniel Esteban-Ferrer ha creado una startup, ViReInstruments S.L., para dar continuidad al proyecto de investigación y actualmente se encuentra en fase de busca de financiación. En este sentido, tiene claro que el desarrollo de la compañía “beneficiará sobre todo a la diagnosis precoz, el seguimiento automatizado, mapeado de distintos órganos, aunque tiene una aplicación bastante general en el ámbito sanitario”.
En la actualidad, la startup está en varios procesos para solicitar los pertinentes permisos y autorizaciones a las autoridades competentes mientras confluyen a las ayudas que concede el sector público en cuanto a investigación y desarrollo se refiere. Así, Daniel considera que: “Con una inversión de € 300.000 podríamos ir avanzando el proyecto hasta el punto de llegar a un breakeven (punto de equilibrio)”. Por su parte, el coste de adquirir una licencia de este tipo podría rondar los € 20 ó 30.000 anuales “basándonos en lo que hay en el mercado, y teniendo en cuenta que si es en fase research disminuiría el precio”, señala Esteban-Ferrer.
“Estamos muy ilusionados”, concluye Daniel al final de la llamada telefónica para que nos contara más sobre el proyecto; el cual –además- está convencido que hubiera ayudado a luchar contra la COVID-19, pues afirma que: “Con esta herramienta –que debe ser cien por cien colaborativa- se podrían haber compartido datos, imágenes y hubiera ayudado a su análisis y detección; sobre todo por el tema de interface colaborativa de los investigadores”.