La iglesia de Santiago Apóstol es un edificio de estilo gótico tardío hispano-flamenco. Su obra fue iniciada por D. Alonso de Cárdenas, último maestre de la Orden de Santiago, y quien, gracias a sus posibles, sufragó la edificación del templo. La construcción comenzó en piedra, como símbolo de poder, y con un proyecto de tres naves. Tras su muerte, al ser herido durante una batalla en la Reconquista, fue su yerno quien tomó el testigo, y concluyó la obra en mampostería, ya que no tenía los recursos económicos para continuar con la grandeza del proyecto y lo redujo a una sola nave.
Durante los trabajos de restauración del retablo de San Juan de Nepomuceno, ubicado en dicha iglesia, los restauradores se percataron de la existencia de un secreto que llevaba sin ser visto muchos siglos. Tras algunas pruebas en el muro, descubrieron dos rostros de gran calidad pictórica y pusieron el foco sobre una nueva tarea.
En las pinturas murales encontradas en el segundo de los tres tramos de la iglesia, podemos ver un retablo fingido compuesto por una calle central y dos laterales. Además, se vislumbra la existencia de otra posible escena independiente en el lado derecho. En ellas se encuentra una trilogía de Santa Ana, una Virgen de la Merced que acoge a sus fieles bajo su manto, y una escena de Santa Catalina en el momento en que están matando con la espada al rey y otros personajes que se irán descubriendo.
Este hallazgo es importante porque las imágenes son coetáneas a la finalización de la construcción del templo y están ligadas a la orden de Santiago y la orden de la Merced. Por otro lado, al analizarlas artísticamente se conoce que son pinturas del tardo gótico renacentista y que son únicas por su alto nivel de ejecución.
El deseo de los restauradores es poder desencalar gran parte de la iglesia, ya que sospechan de la existencia de un gran programa iconográfico interesantísimo.
Un secreto insólito en una localidad que rezuma historia que te invita a venir una y otra vez…