La fauna urbana autóctona y los insectos que habitan en parques y jardines de toda la ciudad son, cada vez más, un objeto de estudio. Con el objetivo de estudiar y controlar las plagas nació Bichelos, una empresa de Valencia que ha logrado estar presente en muchas zonas, incluida Barcelona.
La empresa se dedica a la cría, asesoramiento y comercialización de insectos beneficiosos para el control de plagas desde dos vertientes: una que tiene por objetivo favorecer el crecimiento y la protección de aquellos insectos beneficiosos en exteriores y otra para facilitar el trabajo al personal de jardinería.
Formada hará ya 11 años, la empresa que nació como un proyecto de jóvenes emprendedores , se ha convertido en colaboradora del CEEI (Centro Europeo de Empresas Innovadoras), está asociada con la Asociación de Empresas y Entidades del sector BIO de la Comunidad Valenciana y cuenta con socios de la Asociación Española de Arboricultura, la Asociación Española de Parques y Jardines Públicos y l’Associació de Professionals dels Espais Verds de Catalunya. Este gran número de socios y colaboradoras así como de premios y reconocimientos, ha llevado a Bichelos a trasladar su labor a algunas de las principales ciudades de España.
El Ayuntamiento de Barcelona junto a su partición de jardinería urbana (Parcs i Jardins) , tienen activa la iniciativa “Gestión Integrada de Plagas” para preservar el patrimonio natural de la ciudad y cuidar tanto a los árboles como a las personas con un control riguroso y constante de enfermedades y plagas. Empresas como Bichelos son subcontratadas, día tras día, para llevar a cabo esta tarea. Municipios como Alella, Leganés, Albal, Vila-Real y Salamanca entre otros, ya apuestan por este sistema.
Esta empresa de Valencia ha logrado el reconocimiento de la Unión Europea y de la Generalitat Valenciana, así como de otros estamentos y organizaciones, pero, ¿cómo funciona?
Esas pequeñas bolsas que cuelgan de los árboles no dejan de ser un sustitutivo de los tratamientos químicos de control de plagas y funcionan simplemente con la introducción de otros insectos beneficiosos para esta labor. Dependiendo del tipo de insecto y de sus características, el envase será más grande o más pequeño e irá colocado de una forma u otra.
En el caso de los que hemos visto por la ciudad, suelen estar pegados en el tronco de los árboles de forma muy discreta y respetuosa con el medio ambiente. El tipo de zona, los árboles seleccionados y el número de bolsitas colgadas, nos da a pensar que se trata de una campaña temporal dentro de este control que establece el Ayuntamiento en las distintas zonas verdes de la ciudad.
La iniciativa, sin duda, deja de lado los elementos químicos, perjudiciales para el medio ambiente, y apuesta por una alternativa más sostenible y natural. Es admirable que una ciudad tan grande como Barcelona opte por un sistema de estas características y estamos convencidos que se irá extendiendo por otras ciudades europeas después del apoyo de la comunidad a la iniciativa y la practicidad del sistema. ¿Las habías visto?