En concreto, Unicaja ha incrementado su beneficio un 14,6% respecto al primer semestre del año pasado, mientras que Caixabank registra una subida del 10%, manteniendo su liderazgo en préstamos, depósitos y banca privada. Estos resultados se producen tras un 2024 histórico, cuando la banca española firmó su máximo de beneficios de las últimas décadas.
La atención del mercado se centra ahora en BBVA, que pese a su fortaleza operativa cotiza a solo 8 veces beneficios, frente a las 10–11 veces de otros bancos españoles, debido a la incertidumbre generada por la OPA sobre Sabadell. “El mercado penaliza la posibilidad de que la operación implique sobrepago y descuente el valor a corto plazo”, explica Esteve. Algo que podría ser una oportunidad.
El contexto bursátil actual favorece estas valoraciones: el índice VIX de volatilidad sigue en niveles bajos y el S&P 500 acumula más de 20 sesiones sin movimientos diarios superiores al 1%. Esta calma es muy favorable “porque las bolsas suben por las escaleras”, recuerda Esteve, aunque advierte que episodios de euforia o miedo pueden distorsionar puntualmente los precios de las acciones.
A corto plazo, los movimientos en valores individuales muestran esa volatilidad: Adidas cayó un 11% tras resultados en la Bolsa alemana, mientras Danone subió un 7,5% en París; en España, Grifols y Caixabank encabezaron las subidas del Ibex 35. Según Esteve, “la volatilidad de debe al efecto oferta y demanda que domina el mercado en momentos de incertidumbre o especulación a corto plazo”.
Con unas métricas financieras sólidas y un mercado que combina calma con pequeña volatilidad puntual, la banca española prevé una la segunda mitad del año positiva, desde una posición reforzada, a la espera de la evolución de la OPA de BBVA y del comportamiento de los tipos de interés en Europa.