Whirlpool y Oracle entre las empresas. Los ayuntamientos de Barcelona y de Madrid entre los entes públicos. OMC (Organización Médica Colegial) y Amnistía Internacional entre otros tipo de organizaciones. Todos son entidades que usan el voto electrónico que propone la empresa Kourum para definir desde elecciones sindicales a asambleas de accionistas.
Aunque el emprendimiento va camino a los 10 años (inició en 2013, en Madrid), ha sido el tiempo el que ha empezado a “alinear los planetas”: internet y los móviles han hecho ubicua la tecnología, la gente la usa ya naturalmente (desde el banco a trámites públicos) y -como empujón final- la pandemia nos ha demostrado que tantísimas cosas que hacíamos de cuerpo presente se pueden hacer ahora de manera telemática.
Enmarcada en el Reglamento Europeo de Identificación Electrónica (REU 910/2014), Kuroum ofrece ofrece las dos primeras de las tres modalidades estipuladas:
- Bajo: un solo factor de identificación, como el que usamos para ingresar a nuestro Gmail.
- Sustancial: con doble factor, cada vez más requerido por bancos y otros sistemas que -por ejemplo- envían un SMS o demandan un Token adicional.
- Alto: firma cualificada (el máximo nivel de identificación con DNI electrónico, certificado FNMT, etc).
Siempre -subraya Matías Nso, CEO Kuorum.org- se garantiza la integridad de los datos tanto en el sentido que nadie pueda cambiar la opción (el voto) de una persona, como tampoco vincular determinado voto a una persona específica.
Hay mucho temor aún a que el voto se manipule, pero la tecnología disponible hoy está muy probada para garantizar que el voto sea secreto, personal, libre y directo, explica Nso.
Así las cosas, si la política de verdad quisiera “auscultar” la opinión pública sobre determinados temas (más allá que los resultados sean no vinculantes), hoy la tecnología está más que disponible y en pocas horas se podría saber qué opina una determinada población.