Se trata de "Flotarium", un sitio que se define como de “gravedad zero” y ofrece cabinas de agua climatizada en las que se puede flotar, con o sin luz y en absoluto silencio, olvidando las preocupaciones. Esto se logra gracias a 300 kilos de sales Epsom (sulfato de magnesio) que producen una densidad similar a la del Mar Muerto y hacen que el tiempo se detenga durante los 50 minutos que dura la sesión.
Tal como explica Brendan Cochrane, su propietario, la idea se importó desde Londres en el año 2000. La Ciudad Condal fue la elegida y es la única en toda España. Pero sólo ha sobrevivido un local que Brendan gestiona desde 2016.
Es que si bien este tipo de terapia presenta numerosos beneficios como el alivio de dolores musculares, la depuración del cuerpo y la disminución de la ansiedad, no termina de encontrar su nicho como en otros sitios. “Fuera de Estados Unidos y Canadá, la terapia de flotación no es tan popular. Probablemente sea una cultura, una costumbre. Es difícil saber por qué no lo es en Europa”, señala.
Si bien señala que no hay un perfil fijo de clientes, calcula que la mayoría de las personas que asisten tienen entre 25 y 50 años. La edad mínima son 16, a menos que vayan acompañados. Lo habitual es que se acuda individualmente, pero “ algunas personas vienen en pareja (flotan en tanques diferentes) y otras solas, sin distinguir entre géneros”, aclara Cochrane.
“Una gran parte llegaron inicialmente por curiosidad y motivos relacionados con el estrés. Tenemos clientes que flotan todas las semanas, una o dos veces, y otros un par de veces al año. Como todo, se necesita un poco de práctica, pero los beneficios a largo plazo hacen que valga la pena”.
En el caso de Alejandro, fue a probarlo gracias a un regalo de su pareja. “Nunca había escuchado algo igual. Fui con mucha intriga. Una vez en el tanque cerré la puerta, porque tienes el botón dentro y puedes elegir si la dejas abierta o cerrada, y también preferí dejar la música activada. La experiencia fue muy placentera".
La sesión de Flotarium cuesta € 40. El centro proporciona todo lo necesario para la experiencia (toallas, tapones de oídos, productos de higiene). No es necesario llevar traje de baño. Antes de ingresar hay que ducharse y secarse bien para evitar que la sal entre en los ojos. Aconsejan no hacerlo con lentillas y evitar afeitados el mismo día por posibles picores. El agua de cada cabina se depura automáticamente después de cada flotación.