Cuando un lector tiene un libro entre sus manos muchas veces no es consciente de todo el trabajo que hay detrás del mismo, algo entendible ya que es puro ocio y evasión en su caso. Para otros supone un inmenso esfuerzo, además del perfecto equilibrio entre un gran número de personas.
De base todo comienza con un autor y una idea, tras lo que vienen muchas semanas de anotaciones y poner en papel lo pensado. En ocasiones la propuesta viene directamente del editor, quien posteriormente se ocupará de la revisión del manuscrito, la maquetación del mismo y el encargo de una portada adecuada para el título en cuestión.
Tras todo esto, que es mucho más complicado y extenso en el tiempo de lo que deja ver el sencillo párrafo anterior, es el momento de que pase a manos de la imprenta y más tarde a la distribuidora. En ese momento las diferentes librerías podrán solicitarlo para ponerlo en sus locales, y webs, para que sea adquirido por el lector, o en caso de no venderse proceder a su devolución pasado un tiempo específico.
Pero hay mucho más, el negocio editorial también conlleva ventas directas por parte de las editoriales (un tema espinoso, que en ocasiones levanta ampollas) de su propio material, presentaciones de obras y sesiones de firmas. Muchas veces en eventos como la Feria del libro de Madrid o el Cómic Barcelona de la Ciudad Condal, que logran congregar a miles de personas en cada edición. Y es que “Escribir es una tarea a menudo solitaria, por lo que es muy necesario el contacto con el público, los lectores... Es de esperar que poco a poco vuelvan los salones, las firmas…”, comenta el escritor y guionista Sergio Colomino (Marlon, el fantasma actor, Sherlock Holmes y el legado de Moriarty).
En los últimos dos años todo este sistema se ha visto golpeado duramente, primero por un confinamiento que afectó a todos, seguido de las limitadas aperturas de los locales y las muchas problemáticas alrededor de la celebración de festivales. Esto ha conllevado a que, en muchos casos, tanto las librerías como las editoriales, al igual que otros tantos autores, se hayan despedido de sus lectores para siempre. En palabras de Toni Kudo, de LetraBlanka Editorial, “La pandemia ha hecho mucho daño. Es posible que las editoriales más grandes y la mayoría de librerías con muchos títulos importantes disponibles ya hayan recuperado cierta estabilidad. Aún se notan sus efectos, ya que hubo un pico de gente sin trabajo y una cautela lógica con los gastos”.
Por otro lado, esta situación también ha conllevado un breve aumento en el consumo del libro digital, tras haberse estancado y empezado un descenso, explicado totalmente por la situación vivida, como la realización de un gran número de charlas online, como comenta el dibujante Nacho Fernández (Dragon Fall, Krysalis) “Ante la falta de eventos todos nos hemos volcado mucho en la presencia online y en el trato directo con el lector, aunque fuera de manera virtual”.
Por su parte Ricardo Esteban, fundador de Nuevo Nueve Editores opina que “la pandemia ha conseguido que aquellos que acudían con poca regularidad a las tiendas de cómic de manera física les compren online. Aventuro que en breve los asiduos volverán a ellas y se ampliará la venta con estos más esporádicos, que seguirán haciéndolo online”, estas ventas online han hecho que el mercado siga rodando, aunque de forma limitada ya que en una presentación vía webcam no es posible la realización de firmas en vivo, a menos que tengas un brazo robótico que reproduce tus movimientos (algo real y ya probado en el Día del libro en Barcelona).
Actualmente, tras la apertura generalizada de comercios y de eventos por el país, se empieza a ver una luz al final del túnel. “La vuelta de los eventos de cómic ayuda a recuperarse a las editoriales que van más justas y que han notado más los efectos de la pandemia”, comenta Kudo, quien precisamente es uno de los nombres detrás del I Salón del Cómic y el Manga de Rubí que se celebró a principios de verano y del que hablamos en InfoNegocios. Con el pasar del tiempo y de las semanas, otras tantas muestras y festivales han confirmado su celebración, lo que supone un muy necesario balón de oxígeno para el sector (tanto para el profesional como para el visitante).
La apertura regulada de locales ha conllevado un pico en las ventas, un pico tras la bajada por todo lo vivido, y es ahora cuando comienza el paso hacia la normalidad, al menos así lo considera Paco Silva, organizador de la Feria del libro de Parla, “Creo que las tiendas están teniendo todo el cuidado posible para poder retomar su actividad después del tremendo golpe que han recibido. Son las primeras que quieren promover iniciativas que ayuden al sector y que no todo se base en la venta digital”.
No todo depende de ellas, de las librerías, claro está, otro tanto queda de la mano de los que están al otro lado, “Las tiendas necesitan del apoyo del consumidor y, sobre todo, de los gobernantes para poder volver a como todo era” apostilla Silva; ese apoyo también debe ir por parte de las editoriales, como explica Ricardo Esteban “Hay que estar preparados y aprovechar el momento. Toda la ayuda por parte de las editoriales hacia la cadena de librerías debe de ponerse encima de la mesa. Todo el sector saldrá beneficiado”.
La industria editorial ha pasado uno de sus peores momentos, cuando todavía arrastraba consecuencias de la anterior crisis económica, pero por el momento parece que sobrevivirá. Al menos mientras queden autores con ideas y lectores con ganas de viajar entre mundos.