La fuerza laboral sénior ha adquirido una importancia estratégica, teniendo en cuenta que España envejece a un ritmo imparable. Sin embargo, se produce una contradicción: las personas mayores de 55 años siguen encontrando barreras mayúsculas en el proceso de búsqueda de empleo.
La gran paradoja: dobles barreras de acceso al empleo
A pesar de que las personas sénior tienen un peso dominante en la esfera laboral, sus barreras de acceso al empleo siguen siendo dobles.
En primer lugar, debido a la fuerte incidencia de creencias estereotipadas que asocian a los profesionales mayores de 55 años con capacidades obsoletas, menor flexibilidad o mayores exigencias salariales.
En segundo lugar, debido a un insuficiente acompañamiento de las personas sénior en desempleo: a menudo, pierden su trabajo tras mucho tiempo en la misma empresa o después de largos periodos de inactividad, con lo que no están familiarizados con las nuevos estrategias, canales y fórmulas de búsqueda de empleo, necesitando una actualización de competencias para poner en valor sus capacidades.
Estas mayores dificultades de acceso al empleo entre la población sénior se reflejan en el porcentaje de desempleo crónico. En el primer trimestre de 2023, 326 400 personas de 55 años o más superan el año sin trabajo, según la EPA. En otras palabras, el 57,8% de los desempleados sénior es de larga duración. Un porcentaje que se reduce al 41,7% para el resto de edades.
“A pesar de encontrarse en un momento vital crítico y de haberse convertido en una fuerza laboral dominante -en una sociedad en récord de envejecimiento, la población activa mayor de 55 años casi se ha duplicado en la última década- las personas sénior continúan desplazadas del mercado laboral, disparándose su desempleo de larga duración hasta el 58%, frente al 42% general. Urge dotar de una mayor concreción y pragmatismo a las políticas de talento sénior, hoy en auge, impulsando la colaboración público-privada, las políticas activas de empleo o las medidas de aprendizaje permanente y reskilling/ upskilling en el marco empresarial”- destaca Francisco Mesonero, director general de la Fundación Adecco.
Cuando la necesidad apremia: razones de los sénior para encontrar empleo urgente
La presente encuesta ha permitido detectar las principales preocupaciones de las personas mayores de 55 años, derivadas de su situación de desempleo. Estas inquietudes se concretan en las siguientes:
Cobertura gastos básicos inmediatos. Esta es la principal preocupación para el 76,6% de los encuestados en Cataluña. El desempleo conduce a dificultades financieras y somete a un gran estrés económico a las personas que superan los 55 años, teniendo en cuenta la mayor tendencia al desempleo de larga duración. En ocasiones, han agotado sus ahorros y las prestaciones por desempleo, lo que les deja en una situación crítica en la que necesitan encontrar un trabajo para cubrir sus necesidades básicas.
Proximidad a la jubilación. El 61,9% de los desempleados mayores de 55 años en Cataluña teme no poder acumular las cotizaciones necesarias para alcanzar una pensión adecuada o para cumplir con los requisitos de tiempo de cotización establecidos por la Seguridad Social. En otras palabras, les preocupa que su jubilación se vea truncada como consecuencia de un desempleo que tiende a prolongarse en el tiempo. Hay que tener en cuenta que, a medida que se acerca la edad de jubilación, se torna más importante contar con una fuente estable de ingresos para asegurar un futuro económico sólido. En la actualidad, la base reguladora de las pensiones se calcula en función de los últimos 25 años cotizados y la jubilación puede solicitarse si se han alcanzado los 66 años y dos meses, o los 65 años, en caso de haber cotizado 37 años y 6 meses o más. De este modo, las lagunas en la cotización los 25 años previos a jubilarse, pueden penalizar las futuras pensiones.
Autoestima y sentido del propósito. El trabajo no solo es una fuente de ingresos, sino que proporciona un sentimiento de autoestima y de propósito. En el caso de las personas mayores de 55 años en desempleo, especialmente si éste es de larga duración, necesitan recuperar esa sensación de valía personal y el 38,1% ve en el empleo un instrumento para alcanzar esta autorrealización.
Salud mental. El 37,2% de las personas encuestadas en Cataluña destaca los efectos psicológicos del desempleo, que puede conducir a situaciones de depresión, ansiedad o aislamiento social. Así, para las personas de 55 y más años, encontrar trabajo es una vía para mejorar su bienestar emocional y su calidad de vida.
“Se trata de un contrasentido que urge revertir, si queremos que nuestro Estado del Bienestar sea sostenible en el tiempo. Contamos con profesionales sénior que están en la plenitud de su carrera, con inmensas capacidades y cuya contribución es esencial para la competitividad del país”.