Como consecuencia de la crisis del Covid-19, cada vez más comercios de Barcelona se ven obligados a bajar definitivamente la persiana. Esta oleada de cierres afecta especialmente al centro de la ciudad, donde la falta de turistas ha provocado una caída del consumo de hasta el 80% respecto del año pasado. La consecuencia es la desaparición de 1 de cada 4 establecimientos, esto es, un 25% del total.
Sin embargo, la situación es muy distinta en la periferia, donde la mayoría de los clientes son locales. De acuerdo con Salva Vendrell, presidente de la fundación Barcelona Comerç, “El comercio de proximidad ha tomado protagonismo en el nuevo contexto generado por la pandemia”. En estos ejes comerciales, el número de cierres desciende hasta el 5,5% (incluyendo tiendas, hostelería y servicios).
“En más de la mitad de los ejes comerciales, la media de facturación ha caído alrededor del 13% y, en un 30% de los casos, la caída es mayor y se sitúa entre el 25% y el 50% menos”, afirma Vendrell. Este impacto también se ha hecho notorio en la afluencia de compradores que, desde el inicio de la pandemia, ha disminuido un 12,18%.
Pero las diferencias no solo se manifiestan por barrios, sino también por sectores. Las actividades que registran datos más desfavorables son la restauración y los hoteles, seguidos de las agencias de viajes y las tiendas de moda. En cambio, los servicios de primera necesidad como la alimentación y la salud son los que mejor han resistido a la crisis.
Aun así, la situación sigue siendo dramática. Las restricciones impuestas por el Gobierno y la dura situación económica que atraviesan muchas familias son los principales motivos que explican estas cifras. Según el presidente de la fundación, “La situación provocada por la segunda oleada de contagios hace que se mantenga la contención en el gasto”, lo cual no favorece el camino hacia una compra normalizada.
Además, el miedo presente en la población también es un factor determinante en el desplome del consumo. Pese a los esfuerzos de los comerciantes por garantizar la seguridad en sus locales, sigue existiendo una cierta reticencia para entrar en espacios cerrados. “El tiempo de estancia dentro del comercio se ha reducido y con él las oportunidades de venta asociada a la venta principal”, asegura Vendrell. Por lo contrario, el ratio visita-venta se ha disparado.
Para hacer frente a esta nueva normalidad, muchos negocios han optado por reinventarse, incorporando servicios como los pedidos online y el reparto a domicilio. Con ello, los comerciantes esperan poder hacer frente a un futuro incierto.