La producción apuesta por la animación 3D, que tan bien funcionó en la película Los Pitufos: la aldea escondida, e incluso ha dejado ver ya algunas imágenes que presagian el acabado final de la cabecera. La idea es fundirse realmente con la auténtica esencia del cómic original, lo que dará como resultado algo muy diferente a lo que Hanna-Barbera hizo en su día, ya que se tomó muchas licencias a la hora de adaptar el producto al gusto Norteamericano.
Gran parte del éxito a nivel internacional de estos duendecillos azules se debe, precisamente, a los dibujos animados que realizó esta empresa a lo largo de la década de 1980, un total de nueve temporadas con más de una diferencia creativa entre la productora y Peyo (y su asociado Yvan Delporte). A Partir de ese momento pasan de ser populares en su país de origen, y otros lugares europeos, a serlo en todo el mundo. Se convierten así en los compañeros de infinidad de niños y adultos, además de provocar la publicación de sus álbumes en los Estados Unidos y la comercialización de las figuras de PVC que ya triunfaban en otros países.
Los años y las décadas no les hacen caer en el olvido, y en 2011 llega su primera película de acción real (excepto ellos, claro, que eran digitales) con la participación de Neil Patrick Harris y Hank Azaria como Gargamel. Si bien la crítica no es amable con ella, con razón, esto no impide que dos años más tarde se estrene una secuela todavía peor, Los pitufos 2. Ambas han quedado relegadas (casi) al olvido, y han sido totalmente defenestradas por los fans de los personajes.
Mejor fortuna tiene Los pitufos: La aldea escondida, de 2017, realizada íntegramente en animación por ordenador y bien acogida por el público y los profesionales. Se tiene el acierto de contratar como actores de voz a nombres tan queridos y respetados como Demi Lovato, Michelle Rodriguez, Julia Roberts o Mandy Patinkin (sí, el mismísimo Íñigo Montoya), este último para dar vida a Papá Pitufo (o Gran Pitufo, para los lectores de las viñetas clásicas). La unión de las tres producciones deja una recaudación de más de mil millones de dólares, además de producirse varios cortos y especiales televisivos para aprovechar su fama.
Su nacimiento se remonta al año 1958 como personajes pensados para única aparición en las aventuras de Johan y Pirluit, solo que desde ese primer momento su popularidad fue tal que al poco tuvieron su propia colección. En la actualidad sus historias se publican en más de noventa países a través de 120 editoriales, en España la elegida es Norma Cómics que desde que se hizo con los derechos lleva vendidos 50 000 ejemplares de toda la serie, una serie que hoy en día sigue en activo gracias a los guiones de Thierry Culliford (hijo de Peyo) y el trabajo de varios colaboradores.
A lo largo de su existencia la marca Los Pitufos ha gozado de la simpatía del público y de las empresas, lo que ha significado la aparición de un gran número de productos con sus caras. Desde las más que conocidas figuras de Schleich (con un total de 100 millones producidas), que también han sido fabricadas por Applause o Comics Spain, a camisetas y colonias e incluso discos musicales como Los Pitufos Makineros o Padre Abraham en el país de Los Pitufos. Para 2022 se da por hecho que este amplio catálogo crecerá, tanto por la nueva serie como por el acuerdo alcanzado entre la franquicia y la empresa juguetera Jazwares, quien actualmente ya tiene las licencias de Pepa Pig, Fortnite o MicroMachines.
Los Pitufos tienen por delante un gran futuro, uno azul para ser más exactos.