“En cualquier caso, bien sea por miedo, o por interés de inversión, o de acumulación, ahorrar siempre será una decisión propia y particular en función de los objetivos y las creencias que cada persona tenga vinculadas al dinero. Palabras como tener, perder, arriesgar, invertir, mantener, son diferentes para cada uno, explica Ana Fernández Sánchez de la Morena, Socia Directora de AFS, una empresa de Asesoramiento Financiero con servicios de Psicología financiera.
Según Rafael Pampillon, Consejero del Colegio de Economistas de Madrid, los € 108.000 millones ahorrados en 2020 podrían gastarse en nivelar el consumo perdido durante el confinamiento: “Está emergiendo el consumo reprimido y postergado”, analiza.
Según Ana Fernández, podría darse una especie de euforia colectiva, una vez se alcance la “normalidad” tras el paso del Coronavirus, si es que tal cosa ocurriese. Luego lo previsible sería que se equilibrarse el consumo a niveles prepandémicos y el ahorro descendería.
El perfil psicológico de un ahorrador puede ser muy diferente entre una y otra persona según sus propios intereses. Aun así, María Alejandra Castro Arbeláez, Psicoterapeuta y Neurocientífica, comenta: “en el pensamiento de un ahorrador hay una clara visión de futuro, para saber cuáles podrían ser sus necesidades, tiene pensamiento flexible y prospectiva. Conoce cuánto dinero necesita para sus gastos y cuánto le hace falta para alcanzar sus objetivos”.
Mientras haya seguridad y estabilidad de ingresos, los ahorradores se permitirán gastar, incluso sometiéndose a algún tipo de riesgo. Mientras no haya confianza financiera y esto no ocurra, su mejor decisión será mantener el dinero en receso.