En Cataluña, sólo un 4% de los propietarios de viviendas en alquiler aceptan expresamente a familias con animales de compañía. Estos datos se desprenden de un estudio del portal inmobiliario Fotocasa, que se ha aliado con la Fundación Affinity para visibilizar las dificultades que tienen las familias con perros y gatos a la hora de alquilar una casa. Ambas entidades han decidido aliarse para mostrar algunas de las barreras que todavía existen para que los animales de compañía sean aceptados plenamente en nuestra sociedad.
Para los catalanes, alquilar una vivienda junto a su perro o gato no es fácil, siendo Lleida la provincia donde hay más dificultades puesto que solamente el 2% de los pisos en alquiler permiten expresamente el acceso a familias con animales. Girona registra un 4% de aceptación, seguida de Barcelona con un 6%.
Para los madrileños, alquilar una vivienda junto a su perro o gato no es fácil a pesar de que esta comunidad autónoma supera la media española en acceso al alquiler a familias con gatos o perros.
Según datos de Fotocasa, el alquiler en nuestro país supone el 23% del mercado inmobiliario y, de hecho, el número de viviendas en este régimen no ha parado de crecer desde la crisis económica de 2008. Cada vez son más los españoles que acuden al alquiler por motivos diversos: económicos, laborales, de flexibilidad, etc.
“Queremos sacar a la luz los problemas que tienen las personas que conviven con un animal de compañía a la hora de alquilar una vivienda donde todos los miembros de la familia, incluidos los perros y gatos, sean bienvenidos. Queremos ser un altavoz de este problema que afecta a muchas personas cada año y animarlas a que puedan expresarse y pedir un cambio de actitud a la sociedad. En muchos contratos se incluye la cláusula de ‘no se aceptan animales’ por defecto y queremos mover a la reflexión sobre este tema. Convivir con un animal de compañía no es sinónimo de problemas, simplemente hay que cumplir unas normas básicas y creemos que hoy en día tenemos suficiente información y responsabilidad como para asegurar una buena convivencia”, asegura Isabel Buil, directora de la Fundación Affinity.
Hay que tener en cuenta que convivir con un animal de compañía es una situación bastante generalizada en nuestro país. Según datos de Fundación Affinity, en casi la mitad de los hogares en España -en concreto en un 44%- vive con animales. En este sentido, las limitaciones existentes para estas familias que quieren acceder a una vivienda de alquiler comprometen una necesidad básica.
“No es una novedad que cada vez tengamos más perros y gatos, por eso, se hace cada vez más necesaria la aceptación de animales en la vivienda de alquiler. Esta admisión ayudaría al equilibrio del mercado del alquiler, donde muchas familias inquilinas son rechazadas de las candidaturas a la vivienda por el hecho de tener perros o gatos. En este sentido, existen instrumentos como seguros o cláusulas en el contrato que aportan seguridad y garantías a los propietarios, en el caso de que se produzcan desperfectos. En definitiva, es responsabilidad de todos conseguir una sociedad más respetuosa con los animales y sus familias”, comenta María Matos, directora de Estudios y portavoz de Fotocasa.
Ahora, ¿por qué los propietarios de viviendas no quieren aceptar a familias con animales de compañía? Sigue extendida la creencia de que los animales de compañía pueden suponer un gasto añadido para el arrendador por los desperfectos que estos pueden ocasionar en la vivienda. No obstante, lo que parece preocupar más a los que quieren arrendar sus propiedades son los inconvenientes en la convivencia, como son los posibles ruidos u olores. En muchos casos, se alude a estos supuestos para obstaculizar el acceso a la vivienda a familias con perros y gatos.
Sin embargo, si tenemos en cuenta las denuncias que reciben ayuntamientos como el de Barcelona la realidad es muy distinta. Según datos del consistorio barcelonés, la media de denuncias recibidas al mes por molestias ocasionadas por perros en domicilios privados, como ladridos o problemas derivados de una mala higiene del animal, son muy inferiores a otros motivos, como el ruido causado por grupos de ciudadanos o por la contaminación del aire.