¿Cuál fue el resultado de estas negociaciones? El 57% de ellos consiguió un descenso a la baja. En 2023 esta cifra fue idéntica. Sin embargo, en 2022 era ostensiblemente más alta: con respecto a hace dos años, ha decaído doce puntos porcentuales el volumen de inquilinos que negocia el precio y consigue una reducción a la baja.
En contraposición a esta situación, se ha producido, en los dos últimos años, un aumento estadísticamente relevante del porcentaje de particulares que han alquilado que, tras negociar el precio, lo han visto incrementado respecto al precio inicial. Es algo que en el último año le ha pasado al 28% de los inquilinos. En 2023 era algo que declaraban el 23% y en 2022 el 17%.
En el caso de las negociaciones a la baja, la amplia mayoría experimentaron una bajada de hasta el 10%. Fueron, concretamente, el 68% (72% en 2023). Seguidamente, hubo un 23% que consiguió una rebaja que osciló entre el 10% y el 15%.
“El descenso de cinco puntos porcentuales en la negociación del precio de la renta refleja la tensión existente en el mercado del arrendamiento debido al gran desequilibrio entre oferta y demanda. Cuanta más presión ejerce la demanda por alquilar sobre las pocas viviendas disponibles, el precio fijado por el propietario muestra una menor tendencia de rebajarse. En estos momentos, hay más de 27 potenciales inquilinos esperando por cada vivienda ofertada. Una cifra de interesados que se eleva al doble en ciudades como Madrid o Barcelona “, comenta María Matos, directora de Estudios y portavoz de Fotocasa.
En cuanto a los motivos que incentivaron a los inquilinos a solicitar una rebaja en el precio de la cuota del alquiler, el más destacado es que esta era la única forma de llegar a un acuerdo (36%). Tras este se sitúan el estado de la vivienda (18%), que el precio no correspondiese con la realidad del mercado (18%) y que se les propuso una bajada a cambio de no realizar mejoras en el inmueble (16%).
Un 21% de los propietarios ha negociado el precio
En la mayor parte de los casos, el sentido de estas negociaciones fue a la baja. Concretamente, el 62% de los arrendadores negociaron el precio para reducirlo. Tal y como sucedía con los inquilinos, no hay cambios con respecto a 2023 (62%) pero sí que los hay con respecto a 2022. Entonces, fueron un 74% los que llevaron a cabo una negociación con los inquilinos para reducir el precio del alquiler.
Aparte de estos cambios tras negociar con los arrendatarios, hay un 11% de los propietarios que, aunque no llevó a cabo una negociación con la parte demandante, sí que cambió el precio que había puesto de partida.
Si ponemos el foco en aquellos que negociaron el precio a la baja se puede observar que, la práctica de descender el coste de la cuota, para muchos de ellos, no es nueva. Concretamente, un 46% ya había realizado estas variaciones en el precio más veces, frente al 54% que asegura que, durante el último año, lo ha hecho por primera vez.
Estos cambios, igual que sucedía en años anteriores, habitualmente no superan el 10% del coste del alquiler. De hecho, este fue el rango de variación que asumieron siete de cada diez propietarios. Asimismo, hay un 19 % que asegura que la modificación del precio osciló entre el 10% y el 15%.
Tras la decisión de bajar el precio del alquiler, en el 21% de los casos se encuentra el mismo motivo: que los inquilinos no podían pagar el alquiler porque su situación económica había empeorado.
Y, pese a que esta sea la razón más mencionada, hay otras que también tienen un peso relevante. Por ejemplo, un 19% lo hizo porque era la única forma de llegar a un acuerdo y un 12 % porque el precio no correspondía con la realidad del mercado. En este caso, se trata de un motivo cuya importancia ha crecido de manera estadísticamente significativa en el último año: en 2023 era algo a lo que aludieron solamente el 5%.