A pesar de que el sector inmobiliario no está plenamente recuperado, ello no afecta al crecimiento económico del gigante asiático. Las valoraciones bursátiles siguen siendo atractivas: el Hang Seng es la segunda bolsa más rentable del año, las empresas tecnológicas cotizan a precios muy atractivos y muchas empresas de consumo pagan dividendos del 7 al 8%, sin deuda y con crecimientos de sus ventas.
Pese a las dudas que dejó la crisis inmobiliaria, China vuelve a captar la atención del inversor internacional. Así lo explicó Joan Esteve Manasanch, director de inversiones de Gesinter, en una reciente entrevista en el programa Fin de mes de Radio 5 (RNE), donde analizó el papel del país asiático como motor del crecimiento global y referente tecnológico de primer orden.
“China está creciendo al 5,2% y lidera sectores como el vehículo eléctrico, la inteligencia artificial o las energías renovables”, apuntó Esteve, quien añadía: “A pesar del golpe inmobiliario, ha sabido redirigir sus esfuerzos hacia industrias del futuro”.
Una burbuja aún por digerir, pero con menor impacto estructural
Aunque el mercado inmobiliario chino sigue afectado tras la explosión de su burbuja en 2021, Esteve recordó que su impacto ya no lastra al conjunto de la economía. “Los precios de la vivienda ya casi no bajan, pero es difícil que se recuperen pronto”, explicó. La sobreoferta de viviendas, la baja natalidad y el menor atractivo de la inversión inmobiliaria han frenado la recuperación del sector, pero sin arrastrar los principales indicadores macroeconómicos.
“El peso del ladrillo en China era muy similar al que tenía en España antes de nuestra burbuja, pero a diferencia de entonces, el Gobierno chino ha sabido redirigir el crecimiento hacia sectores estratégicos”, subrayó Esteve. En su opinión, el país “empieza a ver la luz al final del túnel” gracias a su capacidad para diversificar y anticiparse a los grandes motores del futuro.
Tecnología como motor del nuevo crecimiento chino
Frente al retroceso inmobiliario, China ha redoblado su apuesta por la tecnología como eje estratégico de crecimiento. Esteve destacó el liderazgo del país en sectores como la inteligencia artificial, la robótica, el vehículo eléctrico y las energías renovables. “No solo están invirtiendo, están innovando”, afirmó, destacando que: “Encontramos tecnologías que aún no existen en Occidente”.
Apoyado en estímulos fiscales y políticas públicas ambiciosas, el gigante asiático se ha posicionado como uno de los actores globales más influyentes en desarrollo tecnológico. Según Esteve Manasanch, China compite codo con codo con Estados Unidos en la carrera por la transformación digital, impulsada por un tejido empresarial ágil, ambicioso y con fuerte capacidad exportadora. “Han hecho apuestas a largo plazo que ya están dando resultados”, apuntó.
Auge del consumo y valoraciones bursátiles atractivas
Otro de los factores que explican el momento de China es la transformación de su mercado interior. Esteve Manasanch destacó la incorporación de más de 500 millones de personas a la clase media: “Es como si toda la Unión Europea pasara de la pobreza al consumo en apenas una década”. Este fenómeno está impulsando un nuevo ciclo de crecimiento basado en la demanda interna, con un alto nivel de bienestar y una economía más orientada al consumidor.
Desde una perspectiva bursátil, Esteve subrayó las oportunidades que ofrece el mercado chino: “El Hang Seng es la segunda bolsa más rentable del año a nivel global y sigue con mucho potencial: las tecnológicas chinas cotizan a múltiplos muy atractivos, y encontramos muchas empresas de consumo con rentabilidades por dividendo del 7 al 8%, sin deuda y con crecimientos de sus ventas, en una economía que crece por encima del 5%”.
Gesinter cuenta con un fondo especializado en el mercado chino, lo que le permite identificar de forma directa este tipo de oportunidades. “Ningún otro país combina crecimiento, valoraciones bajas y generación de caja como China”, concluyó Esteve Manasanch.