Aunque siempre se ha necesitado ir con tiento cuando se camina por la calle para evitar hurtos y timos, el ámbito digital no se queda atrás, con la excepción de que pueden, literalmente, “desplumarte” al quitarte hasta el último céntimo sin tener que recurrir a la violencia –y sin que te enteres- con phishings cada vez más elaborados.
Ya no solo basta seguir los consejos de las asociaciones de consumidores: comprar con tarjeta prepago que se cargue solo para la adquisición a realizar, acceder a tu cuenta bancaria tecleando directamente la URL de la entidad, no comprar en comercios electrónicos que inspiren desconfianza en sus políticas y actuaciones, o la negativa a revelar contraseñas y números secretos. En este momento hay que desconfiar de todo.
Emails de “tu banco” que pueden engañar a cualquier
Cada vez es más frecuente ver intentos de estafa elaborados con un detalle que casi roza lo enfermizo, como es el caso de correos electrónicos que fueron mandados a varios clientes de Banco Santander.
Su precisión en el texto, diseño y mensaje es tal que no hay ninguna diferencia respecto a las comunicaciones oficiales del banco –hasta que sigues el enlace y las instrucciones, momento en que ya se ha consumado el fraude-.
La única manera de distinguir este engaño es fijarse muy bien en la extensión del dominio desde el que se envía el correo “bancosantander.com”, que difiere del original “bancosantander.es” en los caracteres finales (la extensión).
Sin duda, un detalle que solo los empleados del banco y usuarios ligados al mundo de Internet pueden detectar en un primer vistazo.
SMS con información personal que hilan tus datos con sutileza
Además de emails creados con todo lujo de detalles, están comenzando a proliferar SMS con supuestos enlaces al seguimiento de envíos que simulan ser la empresa de paquetería.
Este tipo de phishing suele coordinarse de tal manera que es enviado cuando has realizado una compra y estás esperando un envío, como se ve en la imagen del mensaje de texto que llegó a mi teléfono móvil.
Los engaños se han refinado tanto que incluso acortan tu nombre real tratando de “imitar” el apodo que te permiten disponer muchas plataformas de envío.
En mi caso particular me pude dar cuenta del intento de fraude gracias a que nunca utilizo mi nombre acortado como apodo en ningún ecommerce y porque nunca escribo mi diminutivo de esta manera.
Si bien, esta práctica, de tinte tan cercano, genera la suficiente confianza en una acción cada vez más común (recibir un paquete pedido por Internet).
Razón por la que muchos usuarios han sido víctimas del engaño tras haber accedido al enlace del SMS: puerta de entrada para los amigos de lo ajeno a tu móvil. Dispositivo en el que actualmente guardamos toda nuestra información (hasta el rostro y las huellas digitales).