La Ciudad Condal cerró 2022 superando los 9 millones de turistas alojados en hoteles y viviendas de uso turístico, lo que equivaldría a un 81,2% del volumen registrado antes de la pandemia. Pero no es el único dato a destacar, ya que también ha incrementado hasta 3,11 días el promedio de estancia en la ciudad y el gasto en ocio, gastronomía y cultura.
Por este motivo, Lola Estevan, directora de la oficina de evercom Barcelona, ha querido profundizar junto a Pau Solanilla, comisionado de Promoción de la ciudad del Ayuntamiento de Barcelona, y Eduard Torres, Presidente del Comité Ejecutivo de Turismo de Barcelona, en la percepción interna que tienen los habitantes de la ciudad sobre el turismo y en el papel que juega la comunicación para atraer un turismo más cualitativo.
Economía vs bienestar ciudadano, ¿qué importa más?
En la actualidad, el turismo representa el 15% del PIB de Barcelona y su área metropolitana tiene un impacto de casi 8.000 millones de euros en su economía según los datos extraídos en el estudio “Percepción del Turismo de Barcelona 2022”, publicado por el Ayuntamiento.
Eduard Torres, presidente del Comité Ejecutivo de Turismo Barcelona lo tiene claro: “Barcelona es un destino aspiracional que todo el mundo desea visitar algún día. Tiene personalidad y carácter propio a escala humana, y unos valores muy pronunciados en torno a la cultura, la convivencia, el espíritu emprendedor y la generación y atracción de talento. Es una ciudad de éxito con una marca muy potente, pero todo esto se debe saber gestionar muy bien para no interferir en el día a día del ciudadano”.
Sin embargo, debido a su relevancia internacional y su amplia oferta de servicios se encuentra ante uno de sus mayores desafíos post pandemia: la masificación turística y el malestar ciudadano derivado de la misma.
Con el objetivo de poner solución a este problema, el Ayuntamiento de Barcelona ha decidido incentivar un turismo más cualitativo que permita reducir el índice de malestar de sus residentes y mantener los ingresos necesarios para la ciudad derivados de esta actividad.
Este turismo, y la estrategia desplegada para su consecución se basará en 6 pilares fundamentales: la promoción cultural y del patrimonio, la mejora en su oferta gastronómica y la promoción de productos locales y acuerdos con reconocidos chefs, el fomento de un turismo más sostenible, avalado por la certificación Biosphere que posee Barcelona; la celebración de eventos y festivales, el desarrollo de una infraestructura turística de alto nivel y la creación de experiencias únicas para los visitantes.
La comunicación turística, elemento clave en el desarrollo de la ciudad
Con las miras puestas en la correcta implementación de esta estrategia, el gobierno catalán ha encontrado en la comunicación la vía perfecta para dar a conocer su amplia oferta de servicios y seguir apostando por un turismo más sostenible y una narrativa única que permita desarrollar experiencias memorables. Una comunicación que haga posible reforzar la sólida y positiva reputación de la ciudad y la percepción del destino tanto para sus residentes como para sus visitantes.
En palabras de Pau Solanilla, comisionado de Promoción de la ciudad del Ayuntamiento de Barcelona: “Llevamos dos años trabajando en una nueva estrategia de promoción con una oferta renovada que incluye productos de calidad dirigida a nichos y países emisores de alto valor como Estados Unidos y Asia”. De esta manera, el Ayuntamiento busca seguir posicionando Barcelona como un destino singular y único y generar, al mismo tiempo, interés, satisfacción y confianza en todo aquel que visite la ciudad.
Próximos desafíos para la Ciudad Condal
Tanto Eduard Torres como Pau Solanilla coinciden en la elevada calidad del trabajo que se está llevando a cabo en Barcelona, pero también son conscientes de los nuevos retos a los que debe enfrentarse la ciudad para seguir manteniéndose como destino relevante tanto para el turismo nacional como el internacional.
Según Eduard Torres, “Barcelona debe apostar por una buena conexión marítima, terrestre y con un aeropuerto con rutas internacionales; así como por unos servicios y equipamientos de prestigio y proyección internacional; debe mantener una ciudad segura y ordenada urbanísticamente, con servicios de primera calidad, y reforzar su carácter y su identidad a través de planes específicos para proteger los elementos identificadores de la ciudad. Y el factor precio debe acompañar y ser coherente con este modelo de oferta de calidad”.
Por su parte, Pau Solanilla apuesta por consolidar una oferta de calidad y la sostenibilidad del modelo turístico. Una promoción coherente con el modelo de ciudad y con la vida de la ciudadanía, sensibilizando a los agentes económicos de la realidad de lo que somos. Barcelona no es una ciudad de vacaciones, pero sí una ciudad turística, y el visitante tiene que comportarse como un ciudadano más. Queremos fomentar la descentralización territorial de la actividad turística apostando por el policentrismo. Eso significa promover el reconocimiento y la creación de nuevos contenidos y formatos basados en la cultura, la creatividad y los valores diferenciales de Barcelona como destino de calidad”.