Boa-Bao procede de nuestro país vecino, concretamente de Lisboa y Oporto, donde ya ha triunfado como place-to-be e incluso ha sido galardonado. Tras este éxito, se propuso como siguiente destino Barcelona y aquí están, en pleno barrio de L’Eixample para integrar su concepto en la cultura local. Pero, ¿de dónde nace el proyecto? Pues de las mentes de una pareja, él americano y ella holandesa, que tienen una total devoción por la comida asiática. Estos, tras muchos viajes, decidieron asociarse con el chef belga Chris Gelien, el cual terminaría de dar vida a este proyecto gastronómico.
Lo diferencial de esta propuesta es que sus recetas no buscan reinventar, fusionar ni reinterpretar la esencia de la cocina panasiática. Al revés, ellos buscan ser fieles a las recetas tradicionales, las cuales son elaboradas con ingredientes procedentes de Asia de primera calidad. De hecho, para mantener el nivel de sus fogones, Boa-Bao recibe habitualmente a chefs asiáticos para mejorar la técnica de elaboración de los platos. Por ejemplo, el maestro Nyoman Wijana maneja a la perfección la técnica culinaria de Indonesia, de donde procede y donde conoció al equipo del restaurante.
Hablando del menú, podemos decir que Boa-Bao incluye platos de 10 nacionalidades diferentes. Las samosas vegetarianas con chutney de cilantro y menta o las vieiras braseadas con salsa Nam Jim de marisco son una de las elecciones más adecuadas para comenzar la estancia. Tras esta primera parada de la ruta panasiática, la carta se divide en apartados temáticos. Gua Baos, las sopas tradicionales, curry y coco o los woks son algunos de ellos, en los que podrás encontrar platos como la sopa malasia de marisco al curry con noodles de huevo, el indonesio de pescado, okra y berenjena o pad thai con panceta de cerdo frita, brócoli chino y pimienta Sichuán.
Con los postres, se entra en la fase final de la experiencia y en el retorno del viaje. Por esto y, como elemento simbólico de la vuelta, se añaden algunas reminiscencias europeas. Los dim sums de naranja y chocolate belga acompañado de helado de jengibre o la crème brûlée de coco con albahaca y citronela son algunas de las elaboraciones que podrás encontrar. Y no debes olvidar los cocktails, con lo que se puede comenzar o finalizar la travesía. Estos componen un apartado indispensable para crear la atmósfera única que converge en las dos plantas de Boa-Bao.
Por último, el interiorismo del restaurante ha sido diseñado a partir de maderas y muebles reciclados, los cuales otorgan vida propia al espacio. También, la decoración reforzada con estatuas de los Guerreros de Terracota y la pintura de la artista belga Yael Hupert (que ha elaborado una obra para cada local de Boa-Bao) consigue transportar al cliente a los diferentes lugares del viaje y a sus calles.