Ese mismo año, en los mercados de Europa, Oriente Medio, África y Norteamérica, la empresa superó al resto de la industria en el cuarto trimestre de 2020 con un crecimiento, aproximado, cinco veces más rápido que el resto de sus competidores. Pero la joya de la corona es, fue, y será Barbie; su catálogo de productos es sumamente amplio con ropa, videojuegos, libros e incluso apariciones en la saga Toy Story (en la segunda y tercera parte) de la empresa Pixar Animation Studios.
La popular muñeca está siempre en constante estado de cambio y evolución, como los diseños más modernos orientados a representar la diversidad gracias a figuras de diferentes razas y tipos de cuerpos, como un Ken en silla de ruedas o una Barbie con vitíligo (ambos dentro de la línea Barbie Fashionistas), sin dejar de lado la fantasía, la magia y, al igual que siempre, una gran cantidad de opciones vitales y profesionales. Conviene recordar que la joven se postuló como presidenta de su país en 1992, mismo año que ganó Bill Clinton, y que fue astronauta en 1965, casi un lustro antes de que el Apolo 11 aterrizara con éxito en la Luna.
La fama y éxito de Barbie están fuera de toda duda, sus figuras se venden a lo largo y ancho del planeta, en una gran cantidad de países, culturas y edades. No solo el público infantil siente interés por la chica de oro de Mattel, otro tanto sucede en el mundo del coleccionismo y del arte, en 1985 Andy Warhol realizó un cuadro de ella, y también del diseño de moda como puede comprobarse en el libro Barbie: The Icon de Massimiliano Capella (editado en España por Panini Books).
Desde que llegó al mercado en 1959 ha sido la muñeca favorita de vendedores y compradores, una franquicia a tener muy en cuenta que siempre sale airosa de la batalla con otras aspirantes a la medalla de oro como las Bratz de MGA Entertainment o las muñecas de la película Frozen realizadas por Hasbro, dos licencias que llegaron a superarla (de forma puntual) en ventas y popularidad entre su público principal.