De su análisis, concluye que los conflictos entre hermanos y primos son uno de los mayores obstáculos para el relevo generacional. En el momento del relevo generacional, cuando la generación anterior que actuaba como punto de equilibrio entre hermanos o primos sale del negocio, los conflictos -ya sean rivalidades, celos, desavenencias, roces, diferencias en la visión compartida…- suelen hacerse más visibles o acentuarse, poniendo en riesgo la continuidad del negocio.
“En algunas empresas observamos que mientras los padres se mantienen en el negocio, existe un falso equilibrio propiciado por el ‘respeto a los mayores’. Esto desaparece cuando por motivos de edad los padres ceden el testigo a la siguiente generación”, señala Ricard Agustín, fundador de Family BusinessSolutions y consultor de empresas familiares.
En cuanto al trabajo con los hermanos -segunda generación, hijos de los fundadores-, Agustín señala que suelen tener mayor visión compartida respecto el futuro y el rumbo de la empresa familiar. Sin embargo, trabajar con los hermanos muchas veces es complejo debido a la rivalidad y celos que hay entre ellos, algo que complica el compartir responsabilidades en el negocio.
“Muchas veces se trasladan los roles y etiquetas que teníamos en la familia a la empresa y eso complica mucho trabajar juntos. Si ya existían dificultades para comunicarnos y entendernos como hermanos de pequeños a la hora de jugar, será poco probable que las cosas mejoren por si solas cuando nos encontremos al frente de la empresa familiar”, indica Agustín.
En lo respectivo a trabajar con los primos -tercera generación, los nietos del fundador-, Agustín indica que estos suelen tener menos rivalidades y celos, pero también menos unión y visión compartida que los hermanos, donde el vínculo suele ser más intenso. Por esta razón, el trabajo entre primos suele ser más complicado que trabajar con los hermanos.
En este sentido, Agustín indica que, “a diferencia de los hermanos, los primos no comparten tantas experiencias porque crecen en hogares separados y, evidentemente, tienen distintos padres, con cónyuges que ya no proceden del núcleo familiar inicial de los hermanos. Por ello, los miembros de las distintas ramas familiares seguramente tendrán valores distintos, en buena parte por la influencia de los cónyuges en la educación de los hijos. Lo anterior generalmente hace que, cuando crecen, los primos ya no tienen el mismo nivel de fraternidad, fidelidad, intimidad y unión que los hermanos, si bien el cariño y la amistad entre ellos también puede ser muy fuerte. Ya de mayores, sus respectivas parejas también influirán en su forma de ser, lo que puede distanciarlos de los demás primos y generar desavenencias”.
En este sentido, Family Business Solutions señala que, en la mayoría de casos, planear con tiempo y correctamente el relevo generacional y consensuar las normas que regirán la relación familia-empresa-propiedad mediante un Protocolo familiar ayuda a prevenir y a resolver estos conflictos entre hermanos y primos.