La aplicación de contraste yodado permite una mejor visualización del estado de órganos y vasos sanguíneos en las técnicas de imagen, lo que favorece un diagnóstico y tratamiento más preciso. Se trata de un recurso limitado y una eventual escasez de suministro podría suponer que menos pacientes se beneficien de este tipo de tecnología, ya que a través del proceso de reciclaje es posible recuperar el yodo para poder ser utilizado de nuevo.
David Buján, jefe de enfermería del Centro de Diagnóstico por la imagen y responsable de este proyecto en el hospital explica que, “el contraste que por distintos motivos no puede ser utilizado en las pruebas realizadas en el hospital, ahora se almacena en contenedores especiales. Cuando están llenos, se sellan y se trasladan a las instalaciones de GE HealthCare en Noruega para darle una segunda vida”.
El Dr. Luis San Román, jefe del Servicio de Radiodiagnóstico del Clínic, señala que se trata de un proyecto que “es positivo para nosotros, para los pacientes y para el medio ambiente y, además, no supone coste alguno para el hospital”.
El CDI del Hospital Clínic de Barcelona, que en el último año ha realizado un total de 45.000 TAC y casi 4.000 PET-TAC, se suma de esta manera a otros hospitales que ya forman parte de este programa a nivel nacional y espera servir como referencia para el resto de los centros catalanes. Cabe destacar que el yodo es un recurso no renovable con una gran demanda global, por lo que es fundamental facilitar a los hospitales la gestión del reciclaje de los medios de contraste no contaminados para evitar así su desperdicio.