Historia de las terrazas: ¿cómo se convirtieron en protagonistas de la vida urbana?

(Por Eulàlia Gómez Escoda) Las terrazas de bares y restaurantes que llenan las aceras de las ciudades replican una costumbre cotidiana de los entornos urbanos de clima templado: sacar una silla al balcón, al jardín o a la calle para disfrutar del sol, charlar con los vecinos y contemplar el mundo exterior.

Image description

Son lugares para reunirse a beber y comer, pero sobre todo, para mirar la ciudad y lo que ocurre alrededor. Su denominación anglosajona es precisa en esta relación de dependencia y los vincula directamente a la calle: los bares con terraza son los street cafes, pavement cafes o sidewalk cafes.

Hoy no es extraño ver las calles de las ciudades llenas de personas comiendo y bebiendo en mesas y sillas rodeadas de sombrillas, pérgolas, marquesinas, jardineras o calefactores. Pese a que ha habido momentos en los que comer al aire libre se asociaba a la falta de recursos o a la necesidad, comer en grupo, en público o al aire libre han sido prácticas comunes durante siglos. Es en esas raíces históricas donde radica la fuerza de las terrazas.

Nacimiento y evolución de las terrazas

Las terrazas aparecieron en Europa a finales del siglo XIX, primero en parques y paseos y más tarde en aceras donde el peatón tenía la seguridad garantizada. Eran puntos de difusión informal de información: lugares en los que leer periódicos, reunirse, charlar y hacer negocios. Eran tiempos en los que la modernidad urbana se manifestaba en los cafés y su extensión natural hacia la calle y convertía las terrazas en un mirador desde el que contemplar la ciudad. Un lugar para ver y ser visto, donde el consumidor-flâneur (transeúnte) cambiaba de papel y se convertía en voyeur.

Tras la Segunda Guerra Mundial, el milagro económico de los años 50 y 60 y el rápido ascenso de la sociedad de consumo en Europa, las cafeterías ampliaron su clientela y se convirtieron en lugares de encuentro popular, democráticos y ubicuos, con un papel importante en la construcción de la sociabilidad y la relación entre ciudadanos.

A finales del siglo XX, la expansión del turismo se tradujo en la multiplicación de bares y restaurantes, de forma que las plantas bajas urbanas cercanas a los espacios públicos con las mejores vistas se llenaron de terrazas. Comer en la calle pasó a estar ligado con el consumo del espacio público, en una nueva formulación del voyeur decimonónico. Este hecho coincidió con el inicio del declive del uso del automóvil en los centros urbanos: las plazas dejaban de estar ocupadas por coches para convertirse en oasis reservados para peatones.

La relación entre el paisaje urbano y las terrazas tuvo un nuevo punto de inflexión en Europa a principios de los 2000 con la implantación de las leyes que prohibían fumar en los espacios interiores colectivos. Los locales de restauración se adaptaron a la norma multiplicando el número de mesas en el exterior, y comer en la calle tomó mayor presencia independientemente del clima o las vistas.

Sillas rojas y mesas en el exterior del café Palais Royal en París.
Terraza del café Palais Royal en París, Francia. Ninara / Flickr, CC BY

Un respiro durante la pandemia

Casi dos décadas más tarde, las medidas para frenar y prevenir la propagación de la covid-19 obligaron a implantar una nueva forma de usar las ciudades. Por un lado, se replanteó el concepto de proximidad y la relación entre comida y calle tomó protagonismo, puesto que los únicos motivos justificados para salir de casa durante los primeros meses estaban relacionados con la compra de productos de primera necesidad, como los alimentos.

Por otro lado, bares y restaurantes tuvieron que cerrar durante varias semanas a lo largo de 2020 como consecuencia de la necesaria limitación de las interacciones sociales. Tras los primeros meses de severas restricciones, la recuperación paulatina de la normalidad también se hizo visible en el espacio público.

Mientras unos veían las grandes metrópolis como lugares de los que alejarse buscando entornos menos densos y compactos, otros buscaban lugares de descompresión y socialización en la propia ciudad. Tan pronto como se consideró más seguro salir a la calle, la necesidad de reconectar socialmente tras el confinamiento convirtió las terrazas exteriores de bares y restaurante en nuevos lugares de encuentro.

Terrazas de formas diversas, improvisadas, temporales, excepcionales o fijas, conquistaron las aceras y estimularon el debate público en torno a esta nueva forma de convivencia en la calle. Las terrazas eran más seguras que los espacios interiores y suplían las carencias de unos hogares que no contaban con espacios de tamaño suficiente para albergar grandes reuniones.

La percepción de que el hábito de uso las convertía en salas de estar en exteriores hizo que muchos propietarios añadieran jardineras, velas y lámparas, cojines y mantas, domesticando, con estos pequeños gestos de apropiación del espacio, el paisaje urbano a nivel de la acera. De este modo, los límites entre la vida doméstica y las actividades en el espacio abierto se desdibujaron, redefiniendo el umbral entre lo público y lo privado.

Oasis urbanos donde combatir la soledad

Las calles son elementos urbanos con grosor, compuestos por calzadas y aceras, pero también por la gente que las camina y los locales en planta baja que le dan frente. De este modo, fachadas a ras de suelo, escaparates, rótulos, luces, toldos, marquesinas y terrazas definen las cualidades de cualquier calle y determinan su carácter. Son elementos ligeros y su presencia en la calle es temporal, pero su forma y la manera en que se disponen condiciona la convivencia en el espacio público.

Las terrazas son lugares urbanos privilegiados en los que sentarse a mirar, charlar, beber y comer. Contrastan el ritmo acelerado de los transeúntes con la quietud de quienes se sientan en ellas. Contraponen la soledad a la que las grandes ciudades nos exponen con el confort de la compañía que la conversación aporta. Seducen por su contradicción permanente: son oasis privados sobre el espacio público, rincones domésticos en las grandes metrópolis.


Este artículo ha sido escrito en colaboración con la arquitecta Emma O’Connell, becaria de investigación en el Laboratorio de Urbanismo de Barcelona.


Eulàlia Gómez Escoda, Profesora lectora Serra-Húnter en el Departamento de Urbanismo / ETSAB-UPC

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.

The Conversation

Tu opinión enriquece este artículo:

Que el dólar deje de ser moneda de reserva mundial tendrá implicaciones geopolíticas

(José Antonio Clemente Almendros, UNIR - Universidad Internacional de La Rioja ; Florin Teodor Boldeanu, SKEMA Business School y Samer Ajour El Zein, EAE Business School) El dólar estadounidense es la moneda dominante en el comercio y las finanzas globales y representa casi el 60 % de los bancos centrales del mundo (en 1999 era el 71 %). Además, la economía estadounidense es la más grande del mundo, por lo que sus éxitos y fracasos tienen un impacto significativo en la economía global.

MediaMarkt celebra 25 años en España acercando la tecnología a las personas (a través de un recorrido por 5 ‘experience rooms’)

MediaMarkt, compañía omnicanal líder en el sector de la distribución de electrónica de consumo y servicios relacionados, celebra este año el 25º aniversario de su actividad en España. Para ello, la compañía ha organizado un recorrido exclusivo a través de 5 experience rooms en el Hotel RIU de Madrid donde se exponen algunos de los productos, campañas y momentos más icónicos que ayudan a explicar de una forma muy ‘real’ la evolución de MediaMarkt desde su llegada a España hace 25 años. Próximamente se expondrá para el público de forma itinerante en algunas tiendas de la compañía en varias localidades españolas.

Los top mundiales del pádel, álex ruiz y gemma triay, embajadores de cantabria labs y ndl pro-health

Cantabria Labs y NDL Pro-Health han anunciado hoy, en un evento de presentación que ha tenido lugar en la Ciudad de la Raqueta, en Madrid, sus dos nuevos patrocinios deportivos: los jugadores de pádel Álex Ruiz y Gemma Triay. Con esta alianza, ambas compañías refuerzan su compromiso con la promoción del deporte español explorando nuevos territorios dentro de su estrategia de patrocinios: el pádel.

¿Qué une a Decathlon, El Corte Inglés, H&M, IKEA e Inditex? La Asociación para la Gestión del Residuo Textil (y tienen un plan para el tema)

Este martes, la Asociación para la Gestión del Residuo Textil -iniciada por Decathlon, El Corte Inglés, H&M, IKEA, Inditex, KIABI, Mango y Tendam y a la que se ha sumado en las últimas semanas también Sprinter- ha presentado un estudio junto con 40db sobre los hábitos de consumo en la sociedad actual, así como los retos y las perspectivas que la industria textil afronta en materia de circularidad.

Éste sitio web usa cookies, si permanece aquí acepta su uso. Puede leer más sobre el uso de cookies en nuestra política de cookies.